La empresa de Mountain View lanzó un test para descubrir si un mail responde a esta modalidad de estafa virtual.
Lo primero que recomienda el test es asegurarse de comprobar las URL de los enlaces situando el cursor sobre ellas o manteniéndolas pulsadas de manera prolongada, así como de analizar las direcciones de correo electrónico. Y advierte que hay que tener cuidado con los hipervínculos y los archivos adjuntos: es posible que te dirijan a sitios web fraudulentos en los que se te solicite información confidencial.
Hay que prestar atención al dominio del correo, que en un caso de phishing seguramente esté mal escrito. Además, los mensajes de phishing suelen intentar estafar con URLs engañosas. Hay que tener especial cuidado si dudás sobre el remitente.
Otro punto para tener cuidado: los PDF pueden incluir software malicioso o virus. Hay que comprobar siempre que el remitente sea de confianza y utilizar un navegador, como Google Drive, para abrirlos de forma segura.