19 abril 2024

AFIP detectó explotación laboral en Lobería y Balcarce

Fueron inspeccionados ocho establecimientos donde se encontraron a 29 personas con distintos tipos de irregularidades. Las acciones de control fueron llevadas adelante por personal de la Dirección General de Recursos de la Seguridad Social (DGRSS) y de la Dirección General Impositiva (DGI).

La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) detectó explotación laboral en campos de papa en los distritos de Lobería y de Balcarce.

En una serie de fiscalizaciones se constató que los trabajadores vivían y trabajaban en condiciones sumamente precarias. Los procedimientos realizados por los inspectores permitieron verificar que 17 personas se desempañaban en tareas de riego y de siembra de ese cultivo sin los más mínimos elementos de seguridad e higiene, se informó.

Las acciones de control fueron llevadas adelante por personal de la Dirección General de Recursos de la Seguridad Social (DGRSS) y de la Dirección General Impositiva (DGI), en conjunto con los Ministerios de Trabajo de la Nación y de la provincia de Buenos Aires.

Además se indicó que los operativos en estas áreas rurales surgieron a raíz de denuncias y de tareas de investigación previa de las áreas especializadas del organismo.

El personal de la DGRSS y de la DGI se presentó para relevar de manera presencial las condiciones laborales de los trabajadores que se desempeñaban en el riego y producción de semillas de papa. Los ocho establecimientos donde se hicieron los procedimientos declaraban estar dedicados a la producción del tubérculo.

En total se encontraron a 29 personas con distintos tipos de irregularidades, como salarios no percibidos o inconsistencias entre las Declaraciones Juradas presentadas por los empleadores en relación a los salarios efectivamente pagados.

En ese sentido, los casos más graves se verificaron en 17 trabajadores que vivían en los campos en condiciones sumamente precarias, con pisos de tierra o hechos con maderas superpuestas. Las casillas carecían de las condiciones mínimas de seguridad y de higiene, con estructuras de baños químicos pero que por dentro no tenían las correspondientes instalaciones.

Tampoco contaban con electricidad ni sistema de refrigeración para evitar que los alimentos quedaran expuestos y evitar su descomposición o que sean comidos y contaminados por roedores.

Asimismo, el personal del organismo comprobó a partir de sus propias declaraciones, que los trabajadores sufrían descuentos por el costo de los alimentos y de las garrafas que utilizaban para cocinar, por los pasajes y del seguro por accidente.