17 abril 2024

Piletas, mar, lagos: recomendaciones para evitar ahogamientos en niños

Se trata de una de las principales causas de muerte en menores. Qué sugerencias señalan los especialistas y las organizaciones de salud.

La llegada del verano trae consigo la temporada de piletascoloniasvacacionesríosmareslagos y demás sitios turísticos donde el agua es protagonista. En ese marco, incrementar las medidas preventivas para evitar accidentes con niños y adolescentes resulta fundamental.

El ahogamiento es una de las principales causas de muerte relacionada con lesiones no intencionales en la infancia y la adolescencia. Según las últimas cifras disponibles del Ministerio de Salud, en el 2019 fallecieron por ahogamiento 476 personas en Argentina, de las cuales 64 eran niños de cero a 5 años, lo que significa que aproximadamente cada 5 días en Argentina se ahogó un niño de menos de 5 años.

La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) instó en ese marco a tomar precauciones específicas y evocó a la Organización Mundial de la Salud (OMS), entidad que considera al ahogamiento “un problema de salud grave y desatendido” con características de pandemia, ya que mueren en el mundo por esta causa, aproximadamente 236.000 personas por año.

La OMS afirma también que el ahogamiento representa una de las 10 principales causas de muerte en niños y jóvenes en casi todas las regiones del mundo y advierte que el riesgo es mayor en niños, adolescentes varones y personas con fácil acceso al agua.

Los riesgos, según la edad

Desde la SAP explicaron que la vulnerabilidad de los niños es diferente según la edad. En ese sentido, destacaron que los menores de un año dependen de sus cuidadores y pueden ahogarse muy rápido y silenciosamente en poca cantidad de agua, por ejemplo en baldes, tachos, zanjas, acequias y pozos.

En tanto, los menores de cinco años, en general, se ahogan en piletas o espacios con agua en o cerca de sus domicilios. Como aún son pequeños para reconocer el peligro o para salir del agua corren grandes riesgos, especialmente cuando no existen barreras ni vigilancia adecuada.

Por último, los niños mayores y los adolescentes tienen más probabilidades de ahogarse en sitios de aguas naturales como ríos, arroyos, mares y lagos.

La mayoría de los ahogamientos en adolescentes suceden por la combinación de exceso de confianza en las habilidades para nadar, una subestimación de situaciones peligrosas en o cerca del agua y el consumo de alcohol y/o drogas.

“La supervisión de los niños pequeños en el agua debe ser cercana, constante, competente y atenta por un adulto responsable. Esta es una estrategia preventiva esencial que también incluye la identificación de áreas de peligro”, afirmó Adela Armando, médica pediatra miembro del Comité de Prevención de Lesiones de la SAP.

Según la Sociedad Argentina de Pediatría aprender a nadar debe ser una prioridad para todas las familias. “Se debe tener en cuenta que el momento de inicio del aprendizaje de la natación es individual y depende de una variedad de factores, como la frecuencia de exposición al agua, las condiciones de salud, las limitaciones físicas, la madurez emocional y el acceso a técnicas de enseñanza adecuadas en ambientes controlados”, aseguraron.

“Es importante tener en cuenta el desarrollo evolutivo y la maduración que se va dando en las diferentes etapas del crecimiento, donde los niños pequeños muestran mayor propensión al ahogamiento, en gran medida porque son curiosos, porque investigan y porque son intrépidos. Todo esto incrementa las chances de caer al agua, sobre todo si no hay una mirada atenta del adulto”, enfatizó Ángela Nakab, médica pediatra, miembro de la SAP y especialista en adolescencia.

Y amplió: “En el otro extremo, los adolescentes no miden los riesgos, el desafío es parte de la evolución, y hay que advertirles sobre los riesgos de sumergirse en aguas abiertas”.

Principales factores de riesgo

En línea con la Organización Mundial de la Salud, desde la Sociedad Argentina de Pediatría recomendaron instalar barreras para restringir el acceso a las masas de agua, cercado de piletas, atención especializada para aquellos que viven cerca de espejos de agua, enseñar a los niños en edad escolar a nadar y capacitar a las personas del entorno en técnicas de resucitación cardiopulmonar (RCP), entre otras medidas.

Desde la SAP sugirieron múltiples medidas de protección para evitar los ahogamientos, ya que ninguna intervención individual es completamente protectora. La habilidad para nadar y la adquisición de competencia en el agua deben considerarse sólo parte de un plan de protección de varios niveles.

Según la OMS, los principales factores de riesgo generales están relacionados con:

- Carencia o inapropiada supervisión de los niños pequeños en o cerca de masas de agua.

- Ausencia de vallados seguros y de señalización que adviertan del peligro.

- Falta de sensibilización respecto de la seguridad en el agua.

- Comportamientos de riesgo en torno a masas de agua.

- Inundaciones debidas a lluvias extremas, tormentas, etc.

- Transporte por agua en embarcaciones superpobladas, mal mantenidas o sin los elementos de seguridad necesarios.

- Vivir en la proximidad del agua.

- Antecedentes personales de la víctima, como algunas enfermedades cardiovasculares y neurológicas.

Recomendaciones de la OMS

La Organización Mundial de la Salud instó a cumplir con las siguientes intervenciones:

- Instalar barreras para restringir el acceso a las masas de agua. El cercado de piletas es una de las estrategias de prevención más importantes.

- Crear espacios seguros para los niños en edad preescolar, con atención especializada para las poblaciones que viven cerca del agua.

- Enseñar a los niños de edad escolar a nadar y las competencias para la seguridad y salvamento en el agua.

- Capacitar a las personas del entorno en técnicas de rescate seguras y RCP (Reanimación Cardiopulmonar).

- Establecer y aplicar reglamentos de seguridad para la navegación recreativa, comercial y de personal.

- Mejorar la gestión de los riesgos de inundaciones en los ámbitos local y nacional.

Además, la OMS hizo hincapié en las siguientes estrategias:

- Mejorar la sensibilización pública respecto del ahogamiento y poner de relieve la vulnerabilidad de los niños.

- Coordinar las actividades de prevención de ahogamientos con las de otros sectores y programas.

- Elaborar un plan nacional de seguridad en el agua.

Por su parte, desde la SAP resaltaron la importancia de “utilizar elementos de protección como chalecos salvavidas validados por las autoridades competentes, desconfiando de aquellos recreativos que se venden en jugueterías, pero que no tienen por finalidad el cuidado del niño ante situaciones de emergencia acuática”.

Atención inicial del ahogamiento

Los voceros de la SAP afirmaron que el ahogamiento se puede describir como un proceso continuo, con una fase inicial de paro respiratorio, pero con circulación intacta; luego progresará a paro cardíaco si persiste la falta de aire. Por eso, es muy importante lo que se hace frente a un episodio de ahogamiento, porque la supervivencia depende de actuar rápidamente.

Tal como refirió Natalia Alejandra del Valle Romero, médica pediatra perteneciente al Comité de Emergencias de la SAP, “lo primero que debemos hacer es retirar a la víctima del agua y pedir ayuda. No se reanima dentro del agua. Siempre tener a mano los teléfonos de emergencias de la zona. Si el niño, niña o adolescente está consciente y sin problemas para respirar, se espera la asistencia profesional”.

“Si está inconsciente (no responde a los estímulos), el ahogamiento fue en presencia nuestra y duró menos de 3 minutos, se debe abrir la boca y comenzar con respiraciones de rescate boca a boca. Si se recupera, retirar las ropas mojadas, secar a la víctima (para evitar la hipotermia) y esperar la asistencia profesional”, continuó.

Y finalizó: “Si no responde con las ventilaciones o el ahogamiento no fue presenciado y la víctima no reacciona, no respira y está inconsciente, se debe comenzar con reanimación cardiopulmonar básica (RCP). Es de suma importancia que la reanimación incluya ventilación y no sólo masaje cardíaco. La reanimación debe realizarse hasta que llegue la asistencia profesional”.

En el ahogado no se recomienda el uso del desfibrilador automático externo (DEA), ni tampoco golpear el pecho para expulsar el agua (acción conocida como la “maniobra de Heimlich”).

“Una vez resuelta la emergencia y recuperada la conciencia de la víctima, sin excepción, todos los que perdieron el conocimiento deben ser asistidos en el hospital”, concluyeron desde la SAP.