24 abril 2024

La polinización, el silencioso motor de la vida

En el discurrir de nuestros días la naturaleza trabaja silenciosa e incansablemente poniendo en marcha procesos que, por naturales y cotidianos, solemos olvidar que están allí, haciendo que nuestro mundo continúe andando. Son servicios, pero de la naturaleza y gratuitos. De modo que muchas veces no los valoramos como merecen.

El proceso de polinización, si no es el más importante, es, al menos, uno de los servicios de la naturaleza que disputa el podio entre aquellos procesos fundamentales que se encargan de sostener la vida tal como la conocemos. Podemos explicar la polinización en unas pocas palabras, tal como la aprendimos en la escuela primaria o secundaria: la polinización es el proceso de transferencia de polen de una flor a otra.

Dicho así, parecería que se trata de algo muy sencillo. Pero no, la polinización es un proceso arduamente más complejo del que nuestros libros ilustrados de biología enseñaban. Complejo no sólo porque se ha vuelto cada vez más específico sino, y sobre todo, porque el mismo es necesario y determinante en nuestra vida, mucho más de lo que hubiéramos imaginado.

Detalles del proceso

En términos un poco más precisos, la polinización es el proceso de transferencia de polen desde los estambres (órgano floral masculino, portador de los sacos polínicos que originan los granos de polen) hasta el estigma (parte receptora de polen del órgano floral femenino), donde se germina y fecunda los óvulos de la flor, haciendo posible la producción de semillas y frutos. Como vemos, se trata nada más ni nada menos que del proceso de fecundación de la flor, que da lugar a su reproducción. Existe, asimismo, la denominada polinización cruzada, que implica el transporte del polen de una planta a otra. La misma, es necesaria cuando los órganos florales masculino y femenino no se encuentran en la misma planta, como por ejemplo el melón; o cuando éstos aparecen en diferentes períodos del florecimiento de una misma planta, como ocurre por ejemplo con la palta.

Probablemente, cuando escuchamos la palabra polinización automáticamente pensamos en las abejas. Es que sí, las abejas son un agente polinizador fundamental pero no son las únicas que se encargan de esta noble tarea. Los polinizadores, también conocidos como agentes polinizadores o vectores de polinización, son los encargados de ejecutar el proceso de transferencia de polen de una flor a otra. Existen, además, flores que pueden ser polinizadas por una gran variedad de vectores polinizadores (se las llama generalistas). Mientras que otras especies solo pueden recibir un género específico de agente polinizador (se las llama especialistas).

 

Fuente: agrofyNEWS