Lunes 12 de agosto de 2019.
El videojuego conocido como Fortnite es furor en todo el mundo y crece más y más cada día. Su uso es gratuito y está disponible en siete plataformas diferentes con laidea de que cada persona pueda usarlo en el formato que prefiera. Actualmente tiene más de 200 millones de jugadores registrados en todo el mundo, entre los que hay niños de todas las edades, adolescentes e incluso adultos.
Si bien es un pasatiempo recreativo y que atrae mucho a los más chicos, tiene un impacto fuerte en su desarrollo. Hay diversos aspectos de los juegos en particular, y del hábito de jugarlo en general, que generan mucha dependencia, lo cual a su vez tiene consecuencias en los más chicos y jóvenes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció el año pasado el trastorno del juego -juego compulsivo y obsesivo de los videojuegos- como una patología real, que puede tratarse y también prevenirse. Por su parte, la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA, por sus iniciales en inglés) amplía esa definición e indica cómo el tan popular Fortnite -así como otros juegos- afectan a la persona y a su entorno.
Según esta institución, el uso diario continuo de la electrónica genera preocupación porque desvía la atención de los niños de actividades más saludables, como practicar deportes, interactuar con amigos en persona y más. Además, es importante destacar que sostienen que el uso continuo de estas formas de entretenimiento está cambiando el cerebro de los más jóvenes.
Por otro lado, es necesario tener en cuenta las características adictivas que tienen los juegos como Fortnite. De acuerdo a los especialistas de la APA, "parte de ese componente adictivo implica una liberación continua de dopamina". De esta manera, "cada vez que alguien recibe una notificación en su teléfono o atiende su juego electrónico, hay otra liberación de dopamina, lo que aumenta los comportamientos muy adictivos y los endoquímicos naturales producidos por nuestra propia bioquímica". En este sentido, es posible afirmar que los propios endoquímicos presentes en el cuerpo pueden actuar de manera tan adictiva como tomar drogas externamente. "Es similar a la adicción a la cocaína, o la adicción de un jugador a una máquina tragamonedas", aseguran.
Es allí donde se encuentra la raíz del problema. "Cuando el cuerpo está continuamente inundado de dopamina, las cantidades normales ya no satisfacen. Entonces, necesita más para sentirse bien", indican desde la asociación del país del norte.
Además de los efectos que tiene de manera interna, este tipo de juegos hacen que los niños y jóvenes comiencen a aislarse y a jugar de manera más frecuente y compulsiva. De esta manera empiezan a perder de manera gradual el interés -y luego la capacidad- de relacionarse con otras personas de su edad, un elemento que resulta clave para su desarrollo. "Los adolescentes y los niños necesitan aprender cómo estar con otros seres humanos, cómo interactuar cara a cara, cómo leer y responder a las señales verbales y sociales, y cómo comunicarse de manera efectiva. No hay sustituto para la interacción personal cara a cara", afirman desde APA. "Si los niños están continuamente conectados a las máquinas, entonces carecen del desarrollo humano normal y de la capacidad de integrar la gama completa de interacción humana. Esto puede derivar en vocabularios reducidos, una capacidad disminuida para una interacción social saludable, comunicación y habilidades sociales reducidas y capacidad para formar y mantener relaciones saludables".
En relación a los videojuegos particularmente violentos, la institución tiene una advertencia especial sobre los efectos en las mentes jóvenes. Con los videojuegos que incluyen violencia, la violencia se normaliza y es aceptable, por lo que "las personas se vuelven insensibles a la violencia y pierden la capacidad de comprender lo que realmente significa, sobre todo cuando comienzan a verla desde muy chicos". Si bien los comportamientos agresivos están presentes en la realidad, lo cierto es que "muchos de estos juegos contribuyen a su profundización".