29 marzo 2024

MENSAJE NAVIDEÑO DEL OBISPO DIOCESANO

Sábado 23 de diciembre de 2017

Si nos preguntasen cuál es el anhelo que resume todos nuestros deseos y aspiraciones más nobles y sentidas, probablemente contestaríamos: paz. Sin embargo, el egoísmo, la mezquindad e indiferencia, que también suelen anidar en nuestros corazones, están en la raíz de tantas actitudes y conductas injustas, corruptas y violentas las cuales enrarecen el clima de amistad social y profundizan divisiones entre los argentinos y también en nuestras propias familias y comunidades.

Ya estamos a las puertas de la Navidad. Una vez más, vamos llegando heridos y agobiados, con dolorosas divisiones, situaciones de injusticia y la tristeza de una grieta que se ahonda cada vez más y pareciera que se profundiza voluntariamente como una estrategia de acumular y ostentar el poder.

Jesús es aquél que viene a traernos y conducirnos hacia la auténtica paz. Esta celebración de entrañable y honda significación, en la que revivimos el nacimiento de nuestro salvador Jesucristo debe ser ocasión de reencuentro y pacificación “para que los enemigos vuelvan a la amistad, que el perdón venza al odio y la indulgencia a la venganza”. Sólo así podremos celebrar con alegría las fiestas; y éstas serán motivo para que se vuelvan a despertar las mejores intenciones y los buenos propósitos en nuestros corazones.

Invito, convoco, y hasta imploro en nombre de Cristo, tanto a los fieles creyentes como a todas las personas de buena voluntad a buscar denodadamente motivos y espacios de encuentro, mediante el camino de un diálogo abierto y generoso, que nos vaya conduciendo esperanzadamente hacia una convivencia armoniosa, una genuina justicia y una paz social duradera.

La Virgen María es la Madre que nos acompaña y nos acerca la ternura de niño Jesús, en sus brazos dejamos este año que acaba y le confiamos, con esperanza, el nuevo año. ¡Dejémonos bendecir por la paz del Señor!