Los supermercados franceses, deben decidir si donan la comida que les sobre o la “tiran a la basura” corriendo el riesgo de pagar una multa de más de 50.000 euros o ir a la cárcel.
Domingo, 6 de marzo de 2016
Multa de 75.000 euros o dos años de cárcel, es la pena a la que se expondrán los “responsables de los supermercados” de superficies mayores de 400 metros cuadrados, en Francia, después que el Senado francés, haya aprobado una ley por unanimidad la cual contempla esta norma.
De esta manera, el país galo, se convierte en el primero en prohíbir a los supermercados, tirar la comida a la basura.
Francia se ha convertido en el primer país del mundo en prohibir a los supermercados tirar o destruir los alimentos que no se han vendido.
El Gobierno galo, pretende forzar así a las grandes superficies a donar estos productos, a organizaciones benéficas y a los bancos de alimentos, informa The Guardian.
Por su parte, los bancos de alimentos y las organizaciones benéficas, están obligados a recoger y almacenar los alimentos en condiciones higiénicas y distribuirlos adecuadamente.
Arash Derambarsh, concejal del municipio de Courbevoie, al noroeste de París, ha liderado una campaña, la cual ha obtenido como resultado, “favorable para muchos”, que se implante esta medida.
Así mismo, los activistas afines a Derambarsh, esperan lograr persuadir a la Unión Europea (UE) para que adopte una legislación similar para todos los estados miembros.
Y es que el desperdicio de alimentos se ha convertido en un problema a escala global.
En estos tiempos de crisis, de hambre, de miseria, de refugiados y según un informe de 2014 de la Cámara de los Lores del Parlamento británico, sólo en Francia se tiran a la basura siete millones de toneladas de alimentos.
De los cuales un 67% es por parte de los propios consumidores y el resto de restaurantes y supermercados, los cuales siendo todos un poco más responsables, podría evitarse.
El mismo estudio señala que a nivel europeo, 89 millones de toneladas de alimentos se tiran en la UE. Se calcula que entre un 30% y un 50% de los alimentos producidos en todo el mundo, nunca llegan a ser consumidos.
