El cierre electoral que anudaron hace apenas una semana el radicalismo y el PRO –que suma además a la Coalición Cívica-, ya generó los primeros chispazos. Y en un escenario clave como la Provincia, donde se pondrán en juego la Gobernación y las intendencias, ya se libra una pulseada profunda que inquieta a los más encumbrados dirigentes de ambos espacios.
El diseño de un aspecto clave de la estrategia electoral es el que por estas horas desvela tanto a macristas como radicales bonaerenses: cómo irán enganchados en las boletas y si podrán adherir a una, dos y hasta tres candidaturas presidenciales.
Una de las pocas certezas que existen sobre la arquitectura electoral tiene que ver con que los principales operadores de Ernesto Sanz y Mauricio Macri, han resuelto que no habrá competencia electoral por la lista de candidatos a diputados nacionales. Mostrarán una nómina única donde tendrán que apretarse radicales, macristas y seguidores de Elisa Carrió.
Por estas horas en las que el acuerdo electoral opositor está dando los primeros pasos, también se especula que los líderes partidarios procurarán evitar la competencia en las secciones electorales de la Provincia y que estaría ganando terreno la idea de que también haya listas únicas y compartidas para los cargos de diputados y senadores provinciales.
La divisoria de aguas entre la UCR y el PRO pasa en el armado bonaerense por una cláusula que empujan los radicales: que todos los candidatos a gobernador y a intendentes puedan llevar las boletas presidenciales tanto de Macri como de Sanz.
“Pretendemos que se siga la misma línea que en Entre Ríos, donde los dos candidatos a gobernador podrán adherir a todos los presidenciables del espacio”, le dijeron a este diario fuentes calificadas del centenario partido.
La aspiración de la UCR se basa en que el jefe de Gobierno porteño arranca la carrera con una ventaja amplia. Y si bien los radicales dicen que Sanz puede empezar a acortar la brecha, acaso sus candidatos bonaerenses terminen quedando en desventaja frente a los macristas que irían pegados a una boleta más taquillera.
El primero que puso el grito en el cielo fue Gustavo Posse. El intendente de San Isidro busca ser candidato a gobernador luego de su salida del massismo. En el PRO no lo terminan de aceptar porque dicen que la referente del macrismo en la Provincia es María Eugenia Vidal, pero Sanz ha charlado con él en los últimos días y busca sumarlo al armado provincial de la UCR pese a las resistencias internas que genera.
Pero Posse quiere asegurarse ir a la pelea con Vidal en igualdad de condiciones: es, de hecho, uno de los principales abanderados de la teoría del “todos con todos” y pretende ser candidato tanto de Macri como de Sanz.
No se trata de una aspiración aislada. Como se dijo, los radicales bonaerenses están mayoritariamente en esa sintonía. Y el propio Sanz la empuja con énfasis, ya que se garantizaría evitar deserciones de dirigentes de su propio partido que ven más ventajoso ir con el color amarillo que con los tradicionales rojo y blanco. De hecho, varios candidatos radicales ya hacen campaña con las caras de Sanz y Macri.
Pero en el gobierno porteño no quieren saber nada con ese esquema que plantea la UCR. “La boleta de Mauricio será para los nuestros”, aseguran.
La mirada está posada básicamente en la candidatura a gobernador. Por algo Macri, antes del acuerdo con la UCR, se apuró a bendecir a Vidal como “su” candidata en territorio bonaerense. De hecho la vicejefa de gobierno porteña ya comenzó con las recorridas de campaña y la semana pasada estuvo por Junín.
En el macrismo creen que el arrastre del jefe del PRO no sólo lo hará ganar las Primarias, también podría dar un empuje decisivo para que la dirigente de Morón desembarque en el despacho que hoy ocupa Daniel Scioli.
Acaso como medida preventiva, en los últimos días dos dirigentes no macristas volvieron a sacarse fotos con Vidal. Uno de ellos, el intendente de Dolores, Camilo Etchevarren. El otro, el alcalde radical de Daireaux, Esteban Hernando. Ambos habían decidido antes de la Convención de Gualeguay-chú pararse bajo el paraguas del PRO.
Para esos casos, dicen en el macrismo, habrá boleta de Macri presidente. Pero la pulseada, recién empieza.