7 mayo 2024

Una familia de La Plata ofreció su casa para albergar ucranianos refugiados de la guerra

Paola Izu tiene 49 años y batalla contra un cáncer. Vive con su hijo 13 y con Claudio, su actual pareja. Los tres habitan una casa que están pagando del ProCreAr y todavía tienen las paredes sin pintar. Ambos descienden de sobrevivientes de la segunda guerra mundial y ahora buscan ayudar a las víctimas de la invasión rusa. 

En el marco de la invasión de Rusia a Ucrania desatada hace 12 días, cada vez crece más la ola de refugiados que huye de la masacre de civiles en las ciudades ucranianas. Ya son más de un millón los refugiados que llegaron a Polonia huyendo de la guerra, el país que más ciudadanos ucranianos recibió desde que se desató el conflicto bélico. Mientras Moscú y Kiev se acusan mutuamente de incumplir el alto al fuego temporal para proceder con los corredores humanitarios, desde todas partes del mundo llegan muestras de solidaridad para las víctimas de los bombardeos. Y en nuestro país, la provincia de Buenos Aires no fue la excepción.

En la ciudad de La Plata, una familia puso su hogar a disposición de los exiliados de guerra: Ya se comunicaron con la embajada de Ucrania en Buenos Aires y mantienen conversaciones con un grupo de ucranianos que residen en la Argentina para ofrecer ayuda y brindar asilo. "Cuando comenzó la invasión de Rusia a Ucrania y vi por televisión a todo el pueblo ucraniano sufriendo y escapando de la guerra, lo primero que le dije a mi marido es que quería ofrecer nuestra casa para dar alojamiento a esa gente. Y él aceptó", comentó ante los micrófonos de LaNoticia1.com, Paola Izu, una vecina nacida en la capital provincial.

La empleada de 49 años explicó que la decisión probablemente la haya tomado como consecuencia del peso que arrastra su historia familiar: "Vengo de una familia judía de descendientes rusos. Mis bisabuelos vinieron desde Rusia y llegaron a La Plata, donde lograron levantar un comercio que les dio estabilidad durante muchos años. Y la hermana de mi abuelo, fue una abogada muy conocida acá. Sin embargo todo esto a mi no me da para tirar más para un lado que para el otro. Mis abuelos me transmitieron lo que sufrieron con la segunda guerra mundial. Y por eso me conmueve cualquier persona que sufre al escapar de una guerra".

Claudio, pareja de Paola, tampoco dudó en aceptar la propuesta de su mujer cuando ella se lo sugirió. "Mi abuelo paterno desertó del ejército alemán, vino a la Argentina después de la segunda guerra mundial. Y mi abuela paterna es polaca y en el cuerpo tenía heridas de bala. Además, mi abuelo materno fue parte del ejército italiano y fue prisionero en gran parte de la guerra. Durante mucho tiempo arrastraron secuelas de la guerra. De hecho, aún recuerdo que cuando yo era chico, mis abuelas se tiraban al piso cuando veían pasar de cerca una avioneta o un helicóptero", explicó el hombre de 49 años en diálogo con LaNoticia1.com.

 

Todo eso llevó a que esta pareja tomara la determinación de involucrarse en el tema: "Esta es una decisión que tomamos por un sentimiento que nos nace de adentro. Quizás son mis abuelos y mis bisabuelos que me están hablando desde el cielo y me están diciendo: ‘Tenés un lugar, abrí las puertas de tu casa’. "En Ucrania hay gente que está abandonando su vida de un día para el otro. Y estamos viendo a hombres que, desesperados, despiden a sus hijos y los suben a un tren para que se salven", lamentó Paola, quien se recupera de una operación por cáncer de tiroides. "Cosas que fueron pasando en mi vida hicieron replantearme muchas cosas", agregó.

Consultada por como había tomado la propuesta su hijo, Paola comento: "Él tiene 13 años y lo conversamos juntos. Al principio no entendía esto de traer extraños a casa. Como todo chico estaba preocupado por que no le tocaran sus videojuegos y sus cosas. Pero cuando le mostramos imágenes de la guerra y le expliqué que hay gente que lo perdió todo, supo comprender y ahora es él primero en querer ayudar. Los valores que me inculcaron mis abuelos son los que le quiero transmitir a mi hijo". Y añadió: "La decisión ya está tomada. No tendremos mucho, pero lo que tenemos vamos a compartirlo para poder brindar la mayor ayuda posible".

 

Por último, contó que en su casa "podría llegar a recibir hasta 2 o 3 personas". "No nos sobra nada. Todavía estamos pagando nuestra casa con un crédito del ProCreAr y ni siquiera tenemos las paredes pintadas. Pero donde comen 3 pueden comer 6. Mi idea es ofrecer un techo y comida. Sabemos que el tema del idioma puede causar dificultades pero hoy, con la tecnología, eso no tendría que ser un problema", explicó la mujer que ahora aguarda novedades desde la Embajada de Ucrania. "Ojalá este proceso avance rápido y no haya problemas burocráticos", concluyó Paola, que de esta manera busca continuar el legado que le dejaron sus abuelos.

LaNoticia1.com.