Investigadores del Instituto Antártico Argentino (IAA) avanzan desde 2015 en la conformación de un repositorio de fósiles antárticos que ya dispone de más de dos mil muestras registradas y que potencia las tareas de divulgación científica e investigación en diversos campos.
La licenciada en biología y doctora en geología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) Cecilia Rodríguez Amenábar, explicó que "todos los fósiles tienen un valor patrimonial y en nuestro país están protegidos por la Ley 25.473, por eso nuestro trabajo consiste en recibir los cajones en los que los investigadores envían los fósiles recolectados en la Antártida, e ingresar cada pieza a la colección tomando fotografías, asignando a cada una un número y el acrónimo de la institución, y resguardándolas en condiciones adecuadas".
Rodríguez Amenábar, jefa del departamento de Paleontología del Instituto Antártico Argentino (IAA) y curadora del Repositorio Antártico de Colecciones Paleontológicas y Geológicas de ese organismo, precisó en diálogo con Télam que "la colección tiene unas dos mil piezas inventariadas y todavía hay miles de muestras más cuyo ingreso a la colección se vio demorado por la pandemia".
Entre otros, los investigadores disponen de fósiles muy pequeños como los microfósiles hasta el esqueleto fosilizado de una ballena de unos cuatro metros de largo que en estos momentos está en Puerto Madryn para ser estudiado.
La científica contó que "los investigadores pueden pedir las muestras prestadas por el plazo de un año y renovar ese préstamo si necesitan continuar su investigación, pero además tenemos la obligación de que toda la colección esté a disposición del público por lo que también contamos con colecciones de divulgación como la que en estos momentos se exhibe en el Museo Malvinas o como las valijitas con fósiles que son utilizadas en las exhibiciones itinerantes que desarrollamos en escuelas y otras instituciones".
"Disponer de una colección propia permite planificar actividades de divulgación, saber qué lugares de la Antártida fueron suficientemente muestreados y cuáles nos falta muestrear, visibilizar el trabajo de los paleontólogos más allá de las publicaciones científicas y ofrecer este patrimonio a investigadores que deseen trabajar con el mismo", resaltó.
Rodríguez Amenábar detalló que "este año habrá tres grupos de investigadores desplegando campamentos en la isla Marambio con distintos objetivos, uno va a trabajar sobre el período de la gran extinción de hace 66 millones de años sucedido entre las eras Mesozoica y Cenozoica, otro va a estar buscando reptiles marinos del Mesozoico y el tercero mamíferos de la Era Cenozoica; además otro equipo va a acampar en la costa de la península antártica y al sur de la isla James Ross, en busca de fósiles de peces de 150 millones de años de antigüedad".
Argentina también desarrolla investigaciones geológicas en las cercanías de la base Esperanza, la base Decepción y en las islas James Ross y Vega.
En estos puntos, los campamentos disponen de todos los equipos e insumos necesarios para ser autónomos por uno o dos meses manteniendo contacto radial con las bases.
"Pero es el clima el que define cuántos días de ese mes se van a poder aprovechar para trabajar en el terreno, ya que una tormenta de nieve puede cubrir el campo en el que trabajan y no les quedaría otra opción que esperar a que el viento lo vuelva a despejar", advirtió Rodríguez Amenábar. (Télam)