La justicia federal ordenó la detención del piloto y de un ingeniero agrónomo. El avión fumigó a pocos metros de una escuela rural.
En Pergamino, la vuelta a las clases presenciales debió sortear algo más que la exposición al coronavirus: las fumigaciones con agroquímicos. El pasado 4 de marzo, un avión fumigador sobrevoló a escasos metros de una escuela rural y puso en peligro al personal docente y a los y las alumnas que se encontraban en la institución.
Sucedió en la escuela rural N° 37, de Paraje Gornatti. El hecho no pasó desapercibido porque, además de la alevosa cercanía con la que se fumigó el piloto, en Pergamino existe una medida cautelar de la justicia federal, que en septiembre de 2019 prohibió las fumigaciones aéreas a menos de 3 mil metros, y las terrestres, a menos de mil.
También, porque esta es una de las localidades que más pelea contra estas prácticas del agronegocio, que para ambientalistas y vecinos “ponen en peligro directo” a las personas, animales y fauna, según confirmaron diversos estudios científicos.
Por eso, el Juzgado Federal N°2 de San Nicolás, a cargo del juez Carlos Villafuerte Ruzo, dispuso la detención del piloto que fumigó la escuela rural, identificado como Ángel García, y también, la del ingeniero agrónomo que ordenó la pulverización ilegal, Santiago Giacobi.
Dentro de los cargos que se les imputa al piloto, figura la de la violación a la ley 24.051 de residuos peligrosos, pero así también la de llevar a cabo un “vuelo temerario”, a una distancia indebida para un avión, poniendo en peligro su propia vida y la de terceros.
Más allá del peso de las responsabilidades que tuvieron tanto el piloto como el ingeniero agrónomo, se puso saber que el primero ya había protagonizado un hecho similar en un campo de la provincia de Córdoba. Sucedió en 2019, en la zona rural de Huinca Renancó, en donde el piloto llegó a accidentarse sobre un maíz aledaño al campo que estaba fumigando.
