23 abril 2024

EL FUTBOL DESAPROVECHADO

Miércoles 5 de junio de 2017.

Sigue sin entenderse por qué, año tras año, la Liga Nuevejuliense de Fútbol, continúa programando de muy mala manera los fixtures de sus campeonatos, desaprovechando no solamente el calendario, sino también el clima; situaciones que no solamente van en detrimento de la mayor comodidad, y por ende, asistencia de público a los distintos estadios, sino que además golpean con crudeza la economía de los clubes que la integran.
Año tras año se viene repitiendo la misma práctica de iniciar los certámenes en la segunda quincena del mes de marzo, con lo cual, las 18 fechas de su Torneo de Primera División, se extienden hasta el mes de agosto; cuando comienza a jugarse el Mayor y luego las finales, con lo que todo quedaría definido sobre fines de octubre.
El Ascenso, que se inicia en agosto, entonces, de alguna manera goza de los beneficios de un clima más agradable para presenciar espectáculos deportivos al aire libre en la parte más atractiva de su certamen, y generar a partir de ello buenas recaudaciones.
Pero más allá de ello hay una cuestión fundamental: el cambio de forma de disputa del Torneo de Primera División, que luego de dos años de clasificar ocho equipos al mayor, ha regresado en la presente temporada al número de cuatro, dejará prontamente a nada menos que 6 clubes sin competencia, del total de diez que lo animan.
Es sabido, el último equipo del campeonato pierde la categoría y desciende a la Primera B, y no juega hasta un año después, en una situación verdaderamente insólita; ya que como ha ocurrido en años anteriores, pese a pedidos expresos de quienes han sufrido esta situación, no se les permitió incorporarse al Torneo de Primera División B, el que, además, en algunas oportunidades ha tenido un número de impar de equipos, lo que hace que uno quede libre, desaprovechando esa posibilidad de “emparejar” el fixture y todos tengan competencia cada domingo.
Pero además, con este nuevo formato de Mayor de solo cuatro equipos, los 5 restantes –descontado el club que pierde la categoría-, no jugarán más hasta marzo de 2018, con lo cual desaprovechan los mejores siete meses del año sin jugar.
Siete meses de un total de doce… demasiado tiempo sin competencia, sin recaudar, sin poder generar un dinero para el sostenimiento mínimo de gastos y contar con jugadores en actividad, los que emigran tempranamente a los clubes del Ascenso o deben conformarse con “picaditos” entre amigos, perdiendo ritmo de competencia, productividad y en definitiva nivel para un fútbol que siempre intenta mejorar.
La pregunta es entonces, ¿en qué piensan los dirigentes liguistas a la hora de trazar los cronogramas de juego de cada año?; y también ¿cuánta responsabilidad les cabe a los propios clubes que no advierten esto antes y lo plantean a través de sus delegados en las reuniones de la Comisión Directiva liguista?.
Yendo más al hueso del problema, también cabría preguntarse qué puede ocurrir con la Liga si varios Clubes deciden conformar la disputa de un torneo “no oficial” de carácter nocturno en los meses de verano, el que seguramente sería muy atractivo para el público; evitando exponerse a cualquier cuestión legal o disciplinaria escudándose en el hecho de que se trata de un torneo que bien podría ser “comercial”, es decir, con equipos que representen a comercios e industrias de la ciudad y el distrito, o bien los tan exitosos torneos de “Fútbol Senior”.
No matar al fútbol del partido y fortalecer su crecimiento a partir de un apoyo a los clubes es una materia pendiente que no puede esperar un año más.
La dirigencia, en todos sus niveles, debe ponerse de una buena vez a debatir lo que se hace casi mecánicamente y sin reflexión alguna sobre los innecesarios perjuicios que provoca tanto a instituciones como espectadores; en una palabra, a dos pilares fundamentales de nuestro querido fútbol.