1 mayo 2024

Diabetes: por qué se dispararon los casos en adolescentes y embarazadas

La obesidad, uno de los factores apuntados en la población joven. Cómo prevenir el impacto en los bebés recién nacidos por la diabetes gestacional.

El volumen de casos de diabetes que presentan los adolescentes y adultos jóvenes crece a nivel alarmante en el país, según coincidieron especialistas de la salud que evalúan el progreso de la enfermedad. Parte de ese crecimiento lo atribuyen a la tendencia alcista de los problemas de obesidad y sobrepeso a corta edad.

A poco de conmemorarse un nuevo Día Mundial de la Diabetes (14 de noviembre), la preocupación no se aleja de otros datos a nivel mundial: de acuerdo con un estudio reciente de Unicef, Argentina se encuentra entre los cinco países de América Latina con mayor cantidad de casos en menores de 5 años.

Con un 12,6 por ciento, solo se encuentra por debajo de Islas Turcas y Caicos (17,6), Paraguay (14,6) y Trinidad y Tobago (13,9) y superando por una décima a Barbados. La situación es más alarmante si se toman en cuenta los datos en niños y adolescentes de 5 a 19 años: en Argentina, el 17 por ciento de este sector tiene obesidad infantil y la cifra continúa creciendo.

Diego Wappner, médico clínico, magister en diabetes y enfermedades cardiovasculares, y director de la diplomatura universitaria en riesgo cardio-metabólico y renal en diabetes de la UCES, tiene especial interés en esta problemática. Señala un “claro aumento” de la relación entre la obesidad con la diabetes en adolescentes y adultos jóvenes.

Recordó la Cuarta Encuesta Nacional de Factores de Riesgo que se realizó en 2019, donde la prevalencia de diabetes 2 fue del 12,7%. “Si la comparamos con la última que se hizo (en 2013) hubo un aumento prácticamente del 3 por ciento. Ese dato no puede quedar aislado, va de la mano de un aumento tanto del exceso de peso como de la obesidad”, indicó.

Wappner, diplomado en epidemiología de las enfermedades crónicas no transmisibles y miembro de la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD), también compartió sus inquietudes respecto al impacto que tuvo la enfermedad “en los últimos 10 años” con relación a enfermedades cardio-reno-metabólicas, tales como afecciones renales y cardiovascular en general.

Allí mencionó a otro estudio: Capture, un ensayo que evaluó a 9800 personas en el mundo, donde 830 fueron participantes de Argentina.

“Ante la pregunta de cuál es la prevalencia de enfermedad cardiovascular en las personas con diabetes, a nivel mundial fue del 35 por ciento. Puntualmente en Argentina estuvimos un poco más arriba: 41,5%. Es decir, 4 de cada 10 personas con diabetes tienen una enfermedad cardiovascular establecida”, explicó.

Según precisó, los factores están relacionados a “una combinación de factores”: entre ellos, la mala alimentación, la falta de actividad física y el sedentarismo. “Eso es una dieta poco saludable, el consumo de alimentos ultra procesados y la falta de una buena alimentación rica en verduras, frutas”, agregó.

Por último, el profesional mete al debate un interesante concepto cuyo eje apunta a los ingresos económicos de cada continente. Tomando datos recientes de la Federación Internacional de Diabetes (IDF, por sus siglas en inglés), para 2045 habrá 783 millones de personas a nivel mundial con esta patología (un 45% más que el valor actual, de 537 millones).

Wappner hace foco en el aumento especifico por continentes: mientras que la suba será de 13 puntos en Europa y en Estados Unidos del 24%, en Sudamérica y América Central este crecimiento alcanzará el 50% (más del promedio general). Por último, queda el Sudeste asiático y África del Norte (87%) y cierra la tabla África con un total de 134 por ciento.

“Hoy por hoy, en los países de bajos recursos como las zonas africanas o asiáticas empieza a aumentar la diabetes porque se accede a comida de mala calidad occidental, que antes no tenían acceso. Esta es la famosa ´comida chatarra´”, explicó.

Señal de alerta: crece el número de adolescentes con obesidad que realizan consultas por cirugías

“Las consultas en la población adolescente y joven crecen porque el 17% de los niños y adolescentes en nuestros pais tienen obesidad. Estos datos son alarmantes ya que su aparición en edades tempranas se asocia fuertemente a enfermedades metabólicas como la Diabetes tipo 2”, expresó Susana Fuentes, medica especialista en Medicina Interna y Diabetología y Miembro comité de Obesidad de la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD).

Consultada por los resultados de la cirugía bariátrica, la especialista la define como una técnica “segura y eficaz para tratar la obesidad severa en adolescentes sin retrasar su crecimiento en altura”.

“La indicación de la técnica quirúrgica debe ser consensuada por el equipo interdisciplinario de Cirugía Bariátrica y Metabólica”, añadió Fuentes, quien también es integrante de un equipo que revisa esta área en el Hospital El Cruce. También aclara que las intervenciones “están respaldadas a nivel nacional por el Consenso Argentino Intersociedades de Cirugía Bariátrica y Metabólica”.

Por supuesto que, al ser menores de edad, los pacientes deben cumplir con una serie de controles para acceder.

“Los pacientes deben ser correctamente evaluados y seleccionados por el equipo de salud a fin de maximizar la adherencia al tratamiento, los cambios en el estilo de vida y el cumplimiento de la suplementación vitamina y mineral. Esto involucra también a la familia, ya que hablamos de pacientes menores de edad”, describió Fuentes.

“La cirugía es parte del tratamiento, pero el verdadero éxito del abordaje radica en los cambios en el estilo de vida que pueden sostenerse a lo largo del tiempo, como el plan alimentario completo y balanceado y la actividad física regular”, completó.

Diabetes y su impacto en el embarazo

Por otra parte, la diabetes gestacional aparece como un factor de riesgo para las complicaciones en el embarazo. En efecto, un equipo de la Universitat de València y del Consorcio de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp) evalúo a 228 mujeres embarazadas para evaluar el impacto del sedentarismo en estos casos.

Los resultados: el 31,1% presentó una prevalencia a no cumplir criterios mínimos de actividad física. De acuerdo con la conclusión de María M. Morales Suárez-Varela, investigadora principal del caso, la inactividad física durante el embarazo se asocia con un mayor riesgo de desarrollar varias enfermedades, entre ellas la diabetes gestacional.

Gabriela Rovira, médica especialista en Endocrinología y Diabetes e integrante del Servicio de Endocrinología, Metabolismo, Nutrición y Diabetes del Hospital Británico, destacó que se hable del tema con el objetivo de “cuidar a las poblaciones adolescentes futuras”.

Como la enfermedad es “asintomática”, la profesional recalcó la importancia de la prueba de tolerancia oral a la glucosa durante el proceso. Este examen mide la respuesta del cuerpo al azúcar (glucosa) y es útil para detectar la aparición de la diabetes de tipo 2.

De no controlarse, “puede impactar generar algunas complicaciones a corto y a largo plazo” para la madre y el bebe.

“A corto plazo, las madres que tienen diabetes pueden tener recién nacidos grandes, que se llaman macrosómicos (más grande que el promedio general) y que pesan más de 4 kilos. Son bebes que son más lábiles y puede requerir internación en unidad de cuidados intensivos neonatales”, alertó Rovira. También señaló que hay “más riesgo” de que desarrollen obesidad e incluso diabetes en etapas más avanzadas de la vida.

Para la profesional, es fundamental la programación anticipada del embarazo para “hacer un adecuado tratamiento y evitar así que los recién nacidos tengan más complicaciones”. Esto significa iniciar “con el mejor peso posible” y “evitar el uso de medicaciones o hábitos perjudiciales”

Por último, Rovira resaltó los nuevos mecanismos desarrollados para controlar la enfermedad y hace énfasis en el monitoreo continuo de glucosa.

Incorporado al Plan Médico Obligatorio en noviembre del 2022, este sistema de motorización “permite un control metabólico las 24 horas” de los niveles de glucosa en sangre. La clave: un pequeño sensor que se inserta debajo de la piel, ya sea en el abdomen o el brazo, mediante un dispositivo de inserción automático. En su experiencia con pacientes, Rovira sostuvo que se obtienen “muy buenos resultados”.

“Colabora en mejorar la calidad de vida de las personas que tienen diabetes. En algunos casos, puede ser en reemplazo del monitoreo capilar que es lo que se venía utilizando hasta ahora. Hoy podemos combinar ambos o utilizar el monitoreo capilar para los momentos donde hay dudas sobre lo que marca el monitoreo continuo”, recomendó.

En cuanto a los requisitos para acceder, la especialista mencionó que las personas deben tener diabetes tipo 1, usar el sensor al menos un 70% del día y medir su glucosa “por lo menos 6 veces al día”.

“También puede ser el caso de una persona con muchos episodios de hipoglucemias, cuando la glucosa en sangre baja, pueden llegar a ser severos, incluso con pérdida de conocimiento”, concluyó.