2 mayo 2024

Emigrar: entre la necesidad y la felicidad

Marcos, un nuevejuliense como tantos otros, que emigró a Europa, escribió algunas líneas para compartir con nosotros sus vivencias.

Escribe: Marcos Arauz 

No  fue solo  decir “me voy de Argentina” o “me voy a vivir a Europa”. Si me lo preguntaban hace 10 años atrás me parecía demasiado lejano todo lo que estoy viviendo hoy. Pero cuando las cosas no salen como uno quiere y pensas: es momento de frenar, barajar qué opciones hay y te das cuenta que se agotan, es en ese momento cuando te preguntas ¿Qué puedo hacer por y para mí? Y ahí surgen miles de preguntas sin encontrar muchas veces la respuesta correcta o que al menos resulte satisfactoria. Puede resultar un poco contradictorio porque pienso que quizá a muchos les gustaría estar hoy en mi lugar, transitar esta experiencia de vida y poder disfrutar de al menos una pequeña porción de lo que es vivir en el “primer mundo”.

Sin embargo, considero que la suerte me fue esquiva ya que tengo la convicción de haberme esforzado muchísimo para poder progresar, crecer donde nací, me crie y me formé como persona y profesional, pero lamentablemente el destino y seguramente errores propios no lo quisieron así. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, y en algún rinconcito de mi ser la sigo manteniendo. La decisión de irme de mi país fue un proceso que tuve que ir asimilando con tiempo y reconocer que era momento de dar una vuelta de timón y tratar de salir de ese estancamiento en el que me encontraba. Pienso en los años de estudio y preparación para poder tener un futuro mejor pero hoy estoy lejos de aplicar y ejercer todo lo que con tanto esfuerzo logre. Tengo esa deuda pendiente conmigo mismo pero también la tranquilidad de que lo intenté por todos los medios. Creo que las oportunidades hay que tomarlas porque no sabes si habrá otra, y fue por ello que hoy estoy acá, en Italia trabajando en un lugar y en un puesto que ni por asomo es cercano a aquello que estudié en la universidad.

Ahora, quisiera dedicar el siguiente párrafo a mi Querida Argentina:

Te cuento que me genera tristeza ver a mis padres por la pantalla de un teléfono, conversar con mi hermana por mensajes sin mates de por medio, ver crecer a mis sobrinos por videos o fotos, no poder darle un beso a mi abuela o simplemente no tener la posibilidad de abrazar a mi perro…. Pero no te culpo, solo te cuento que no es fácil estar lejos porque eso implica todo lo que mencioné anteriormente. ¿Y sabes qué? Con 36 años logre mi independencia económica por primera vez porque antes (y lo digo sin vergüenza) siempre he necesitado del apoyo familiar, es hermoso recibir ayuda de los tuyos, pero cuando esa ayuda se convierte en una necesidad es porque algo no va bien. Triste pero real.

Es la primera vez que siento que lo que tengo es mérito de mi esfuerzo, trabajo y perseverancia. El  haberme podido alquilar mi casita, o simplemente poder comprar una pava eléctrica o un microondas sin tener que pedir ayuda alguna, es una satisfacción enorme. El solo hecho de abrir la heladera y verla con cositas ricas para comer mucha veces no les miento me emociona.

Lo que para algunos seguramente es poco y pequeño para mí es mucho y grande.

Nadie te regala nada en esta vida, en ninguna parte del mundo, pero al menos si tu esfuerzo por progresar vale la pena y tiene sus frutos comienzo a ver las cosas de otra manera, sonrío y me siento pleno al menos por un rato. Me encantaría que lo mismo que logre en todo este tiempo  acá, lo hubiese logrado en mi país…otra sería mi historia. Debo reconocer que el destino me dio por momentos la espalda y a la vez me abrió una puerta para que lo intente una vez más, lástima que cuando crucé esa puerta me encontré a más de 11.000 km de distancia….

 

@marqosarauz