16 abril 2024

¿Qué es el panestrés?

Especialistas en salud mental advierten que, como consecuencia de la presión extrema que genera la necesidad de trabajar más horas, millones de argentinos ya no tienen tiempo para el disfrute. La sensación, aseguran, es la de "haber corrido una maratón" ¿Cuál es el impacto en el cuerpo y qué hacer?.

Correr a todos lados para llegar a tiempo, mantener la atención por largas horas en resolver los desafíos laborales; sacar las cuentas del mes y detectar que, una vez más, los números no cierran. Programar la mente y el cuerpo para buscar nuevas alternativas, generar más ingresos y, en consecuencia, extender por más de diez o doce horas la carga laboral diaria. En el medio de esos procesos, resolver la logística familiar y las demandas, acoplar horarios y seguir adelante. Persistir y subsistir pese al estrés.

En las charlas cotidianas de los argentinos, donde quiera que expresen sus inquietudes, una realidad aparece evidente, naturalizada y a la vez invisibilizada: hay cansancio extremo, desazón y quejas por doquier. Muchos, incluso aquellos que regresaron hace poco de sus tan ansiadas vacaciones de verano, aseguran que esos momentos ya quedaron relegados entre recuerdos y fotos recientes. Otro tanto, ya se adelanta a los avatares que implica el inicio del año lectivo de los hijos, entre muchas otras situaciones a resolver.

El agotamiento social generado por las presiones que provoca la crisis económica no es solo una impresión. La creciente inflación marca el pulso de las exigencias y ya casi no hay quien no frunza el ceño al observar los precios de cada insumo básico, desde la vestimenta o la comida hasta la nafta, los útiles escolares, la boleta de los servicios o el alquiler. Y es que hoy, cada quien apela a diferentes recursos para juntar esos pesos extra que ayudan a paliar esas necesidades. Labores extra horarias, como vender comida, manejar un taxi a contraturno, comprar ropa y revenderla, hacer tareas intelectuales anexas o simplemente, extender más los horarios del trabajo que ya se tiene para sumar una diferencia a fin de mes, son solo algunos de los recursos que millones de personas en Argentina hoy aplican como estrategia para hacer frente a la crisis económica.

El trabajo nocturno, la escasez del necesario descanso y el distanciamiento de las personas y actividades fundamentales para llevar una vida saludable -como juntarse con amigos, realizar actividad física o ir en busca de espacios de aprendizaje y creatividad- ya son secuencias infaltables en la trama diaria. El impacto de esa problemática, no pasa desapercibido y de hecho forma parte de las inquietudes más repetidas que en los últimos tiempos se profundizaron en los consultorios psicológicos. Los especialistas llaman a este fenómeno marcado por el estrés agudizado como "panestrés", es decir, una forma de estrés extremo iniciado con el advenimiento de la pandemia de covid y agravado por la crisis argentina.

Trabajar a destajo para "llegar con lo justo"

El propio Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) estableció el piso de la canasta básica para una familia integrada por cuatro personas: 152 mil pesos mensuales. Un monto que no solo no es alcanzado por casi la mitad de la población que es pobre, sino que para muchos, representa un valor irrisorio, que no llega a sostener las necesidades vitales como comer, vestirse, pagar el alquiler, el transporte, enviar a los hijos al colegio (con todo lo que ello implica) y además, pagar las cuentas generales.

Los últimos datos elaborados por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), en los que se pone en foco el mercado de trabajo y sus indicadores socioeconómicos, muestra que en el tercer trimestre de 2022 la población económicamente activa en el país alcanzó a 47,6% del total. De ese total, 12,9 millones de personas tiene al menos un trabajo y dentro de ese grupo casi cuatro millones de personas trabaja más de 45 horas semanales, es decir, un mínimo de nueve horas diarias. Detrás de las estadísticas y más cerca de la realidad diaria de miles de familias, las historias hablan de esfuerzos extremos, de mentes y corazones que lidian con niveles de presión pocas veces vivenciado por tantas personas, en un contexto de tensión social permanente.

A esa problemática se suman las demandas de un mercado laboral cada vez más exigente y competitivo, destacan los especialistas en salud mental consultados por MDZ.

Presión mental que se siente en el cuerpo

Julia G. (38) ya no sabe a qué estrategias apelar para no sentir que cada día, cuando llega la tarde, el cuerpo le indica que ya no puede más, que todas sus energías parecen haberse agotado. "Llegué al punto de hacerme una gran cantidad de chequeos médicos porque pensaba que estaba enferma. Pero todos los resultados me salen muy bien", asegura la mujer que es mamá de tres niños y un adolescente. Lo cierto es que para sostener parte de la economía familiar, la mujer montó en su casa un taller de costura en el que trabaja por las tardes y hasta pasadas las 22, una vez que regresa de su trabajo de la mañana en un consultorio médico. "El dinero no alcanza. Ambos, mi pareja y yo, trabajamos casi todo el día. Así y todo no llegamos a fin de mes; mucho menos podemos ahorrar o pensar en darnos algunos gustos", detalla Julia.

Como miles de argentinos hoy, ella asegura que "su cabeza no para" y que el tiempo para el relax ya es casi una utopía. El psicólogo Daniel Venturini, destaca que la preocupación extrema y las presiones atadas a la crisis económica y la demanda laboral son la principal causa de las consultas. Explica el profesional que es evidente cómo el estrés y el desgaste mental impacta en el organismo. "El cuerpo responde a las órdenes del cerebro, y el cerebro está todo el tiempo procesando cómo enfrentar la cantidad de problemas laborales, económicos, sociales  y familiares que tenemos cotidianamente", dice.

Al límite

Al fenómeno que viven los argentinos, Venturini le llama "panestrés" y de hecho, ratifica que estos niveles extremos de estrés se pusieron en marcha durante los peores momentos de la pandemia de covid. Ahora, detalla el profesional, no solo se mantuvieron, sino que se incrementaron. "La sensación es la de estar batallando todo el día, aunque la persona no se haya movido del sillón", ejemplifica y profundiza que frases como "siento como si hubiera corrido una maratón" o  " siento como si me hubieran dado una paliza", son escuchadas durante la consulta.

¿Por qué? El profesional detalla que el cuerpo responde a las órdenes del cerebro. Y si el cerebro procesa que hay problemas, los músculos se tensan, el corazón late más rápido, la respiración se agita. "Todas las respuestas del sistema nervioso autónomo ante el alerta hacen que el cuerpo se canse porque trabaja más. Cómo si estuviera corriendo u hombreando bolsas por así decirlo", compara Venturini.

En los casos en que las personas realizan labores nocturnas o rotativas se genera mayor estrés y por lo tanto, un cansancio más pronunciado porque el cuerpo nunca termina de ordenar los relojes biológicos. Además el cerebro de noche produce melatonina (sustancia natural inductora del sueño) y de día cortisol (precursor de la adrenalina), que es una sustancia activadora, indica el profesional. "Por lo tanto trabajar de noche va contra natura", aclara Venturini.

Vacaciones...¿insuficientes?

"Me tomo una semana, me despejo y luego vuelvo a cortar más hacia medidos de año", es la idea de miles de argentinos que en enero lograron hacer un corte en la rutina. Lo cierto es que en realidad, ese "break", para los especialistas es insuficiente para bajar los niveles de estrés y ansiedad. Lo es aún peor es que muchas veces esas "mini vacaciones" vienen acompañadas de una carga de estrés mayor: la logística que implica viajar y recorrer lugares, preparar todo para que no quede ningún detalle al azar y "lidiar" con temáticas como el colapso en el tránsito o las demoras en los vuelos. Todo es también parte del ajetreo que implica esa escapada.

Venturini explica que en realidad, el proceso de adaptación del organismo para poder distanciarse del nivel extremo de estrés de todo el año, lleva por lo menos, dos semanas. "Es recién ahí cuando se empieza a desacelerar la inercia que se trae", explica el psicólogo de larga trayectoria.

Ansiedad y pánico en ascenso

Desde el punto de vista de la psicóloga Andrea Caballero en tiempos de crisis económica la necesidad de priorizar determinados aspectos de la vida hace que muchas veces se posterguen otras necesidades, como encontrar momentos de reflexión y calma. Surge una imposibilidad de las personas para sentirse bien consigo mismas y eso hace que se incrementen los cuadros de ansiedad y ataques de pánico. "Estos motivos de consulta han aumentado significativamente", detalla la profesional y coincide con Venturini.

Frente a estas situaciones, el cuerpo humano está en permanente alerta y en consecuencia, se producen problemas en el sueño, la digestión, el humor y los estados de ánimo en general. "Se suman además, algunos síntomas también asociados a la depresión, con reacciones que se pueden ver como la ira, el enojo, la frustración, la tristeza y la angustia", detalla Caballero y aclara que esos cuadros no dejan de impactar en las relaciones y la autopercepción. Se produce también una baja autoestima.

"La necesidad de trabajar y dedicarle tanto tiempo a lo laboral, asociado a las angustias que generan no poder llegar a fin de mes, hace que las personas no encuentren el tiempo para el desarrollo personal ", indica la psicóloga. Acciones positivas, como leer un libro, caminar, encontrarse con los amigos o tal solo descansar quedan al margen de las prioridades.

Se produce de este modo un proceso de desconexión con las propias necesidades para responder a la crisis. Caballero llama a esto, instinto de supervivencia. "Si hay algún estrés o situación de peligro que nos aqueja todo nuestro cuerpo y nuestra mente se dedicará a resolver ese problema dejando de lado aquellas otras cosas que no considera como importante para la supervivencia", detalla la psicóloga.

Disfrutar del camino para dar lo mejor

Hallar momentos de disfrute, donde sea posible descontracturar la rigidez que plantean los desafíos diarios no es sencillo, pero tampoco imposible. De hecho, Caballero destaca que es esencial aprender a encontrar esos espacios y tiempos para recuperarse y descansar. ¿Cómo se logra? La especialista menciona algunas actividades y hábitos que ayudarán a equilibrar la balanza. Así, llevar una dieta saludable, practicar actividades que colaboren a la relajación, como yoga, masajes, meditación o expresar las emociones y dedicarse a algún pasatiempo que ayude a conectar con otros pensamientos, como leer, escuchar música, mirar un programa o película favorita son ingredientes que ayudarán a sobrellevar la presión.

El encuentro social, juntarse con amigos/as y familiares, alimentar el sentido del humor y permitirse reír también se suman a esos pequeños e importantes ingredientes que ayudarán a saborear la vida de otro modo. Ayudar en proyectos comunitarios, luchar por una causa que se crea justa y descartar aquellas actividades que no son muy necesarias también ayudará a proteger el cuerpo, la mente y el espíritu de los avatares diarios. Caballero también recomienda en los casos en que no sea posible hallar la salida frente a estos altos niveles de estrés, ir en busca de ayuda profesional, de manera que sea posible incorporar herramientas para afrontarlo.

Cambiar la mirada

Al momento de resolver los desafíos cotidianos en el actual contexto de crisis económica un punto es clave desde la mirada de los especialistas. Tiene que ver con aquellos pensamientos que responden al "para qué" se realiza un determinado trabajo y qué expectativas giran en torno de esa actividad. Erica Chiani es coach ontológico y además se desempeña como coach de marca.

Detalla la profesional que en tiempo de crisis, un aspecto que no siempre se tiene en cuenta al realizar determinadas labores o generar nuevos proyectos, tiene que ver con el propósito que moviliza a la persona para realizar distintas acciones. "Muchas veces podemos hacer un trabajo que no nos gusta pero tal vez si se cambia el foco sobre eso o percibimos otras posibilidades, ese devenir puede ser realmente inspirador. Eso implica conectarme con lo que hago desde otro lugar", explica Chiani y detalla que en ese devenir es posible mirar un poco más allá para disfrutar del "mientras tanto". "A veces el fin no es solo generar dinero para llegar a fin de mes. Puede suceder que el disfrute y la motivación estén en otro lado a pesar de que el contexto sea complejo", reflexiona y aclara que "al cambiar el foco se perciben otras posibilidades".