29 abril 2024

Apto físico post Covid: ¿Es necesario?

Comenzar el año en muchos casos es sinónimo de retomar una actividad física como rutina diaria, pero ¿deberíamos hacernos un chequeo previo para estar tranquilos con la actividad que elegimos? ¿Y si tuvimos Covid-19?


Comenzar el año en muchos casos es sinónimo de retomar una actividad física como rutina diaria, pero ¿deberíamos hacernos un chequeo previo para estar tranquilos con la actividad que elegimos? ¿Y si tuvimos Covid-19? Estos son algunos de los interrogantes que se plantean en el consultorio día a día del cardiólogo Dr. Mario Boskis, Titular de la Sociedad Argentina de Cardiología (MTSAC) y del Colegio Americano del Corazón (@dr.marioboskis), a quién le consultaron, entre otras cosas, los estudios básicos a realizar, la aptitud física, la relación con la enfermedad de Covid-19 y más.

¿Qué indicadores importantes arroja un apto físico? El apto físico deportivo puede evaluar si existe un riesgo incrementado de muerte súbita ante la práctica de un deporte, detectando aun en personas presuntamente sanas, anormalidades estructurales del corazón capaces de producir engrosamiento de sus paredes (también llamado miocardiopatía hipertrófica), trastornos del ritmo cardíaco, y de la irrigación del corazón.

Si bien la muerte súbita en el deporte es un evento de muy baja aparición (0.5 a 2 cada 100.000 personas/año), es un hecho que de vez en cuando sacude al mundo deportivo ya sea en la actividad amateur como competitiva.

También el objetivo de un control cardiovascular previo a la actividad deportiva es finalmente determinar el estado de salud general y evaluar el grado de acondicionamiento físico que presentamos, a fin de guiar la práctica del ejercicio, no solo en el deportista amateur o profesional, sino también en pacientes con patologías ya conocidas, tales como la cardiopatía isquémica, la obesidad, la hipertensión arterial o las alteraciones en los lípidos o el azúcar en sangre.

¿Cuales son los estudios básicos que deberíamos realizar? Lo primero a efectuar es un buen examen clínico general, que incluye un interrogatorio acerca de posibles síntomas que puedan haber aparecido desde el último examen físico. Muchas veces el médico puede así orientar su chequeo hacia algún órgano en particular. El cardiólogo puede realizar un electrocardiograma de rutina para poder evaluar la presencia de arritmias, agrandamientos cardiacos o trastornos de la irrigación miocárdica, y completar la evaluación con estudios complementarios como un Ecocardiograma o una prueba de esfuerzo para valorar el estado físico cardiovascular. Si la situación lo amerita, otros estudios como un Holter o un Monitoreo ambulatorio de la presión arterial dan una idea precisa de la situación.

¿Es diferente el apto físico para quien tuvo Covid-19? ¿Necesito algún estudio complementario? ¿Debería repetirlo? Una vez dados de alta, un número no menor de pacientes continúan con síntomas que en algunos casos persisten por más de 3 meses desde el diagnóstico de Covid. Estos padecen lo que se dio a llamar Covid largo, con manifestaciones como falta de aire, fatiga, dolor de pecho, dolores articulares y tos. No es infrecuente también la aparición de manifestaciones psicológicas como ansiedad, depresión, pérdida de memoria y baja capacidad de concentración.

Todo esto debe ser evaluado en forma personalizada, y al chequeo habitual deberán agregarse estudios o determinaciones capaces de evaluar posibles secuelas o daños en el organismo, muchas veces visto luego de enfermedades virales. Es de destacar que el post Covid puede estar presente aun en aquellos que han sufrido formas leves de la enfermedad.

¿Es necesario realizar estudios si fuí Covid positivo, pero sin síntomas? Actualmente, la prevalencia de secuelas cardiovasculares en pacientes que no presentaron síntomas durante el curso de la enfermedad es difícil de precisar. Un estudio reciente publicado en la revista JAMA, encontró que aun en pacientes que presentaron síntomas leves, al efectuarse una resonancia cardíaca, existía cierto grado de inflamación en las paredes del corazón, evidenciando signos de afectación cardíaca compatibles con una miocarditis. Si bien el estudio reclutó a pocos pacientes, no deja de ser una señal de alerta, y debemos estar atentos para saber si estos resultados son extrapolables al resto de los enfermos con síntomas similares, o si es un hallazgo aislado. Mientras tanto, la prudencia sugiere que si existe al menos un factor de riesgo para enfermedad cardiovascular, luego del alta médica, se haga una consulta cardiológica a fin de evaluar la aptitud física para el deporte, de acuerdo a las recomendaciones actuales.

¿Puede una actividad física excesiva afectar nuestro corazón? Si el ejercicio físico se practica con una intensidad o duración mayor a la que nuestro organismo tolere, este puede ser no beneficioso y transformarse sin duda en algo perjudicial. Esto es especialmente cierto si existe además presencia de enfermedades pre-existentes o se es un adulto mayor. Los beneficios de la actividad física superan ampliamente los riesgos y nuestro desafío es reducir la posibilidad de alguna sorpresa indeseada durante su práctica.

¿Cuánta actividad física es la correcta para mantener nuestra salud? Más allá de la pandemia, una encuesta nacional de factores de riesgo cardiovasculares, publicada en nuestro país en 2019, arrojó que 6 de cada 10 personas no realiza la actividad física mínima recomendable. Asimismo, y para empeorar la situación, el 60 % de la población presenta exceso de peso. No hay duda que no estamos haciendo bien los deberes. Para saber si puedo realizar sin inconveniente mi deporte preferido o efectuar actividad física en general, es recomendable realizar previamente una consulta clínica cardiológica, que incluya al menos un electrocardiograma y una prueba de esfuerzo. En caso de ser necesario, se puede completar con un ecocardiograma o algún otro estudio complementario que se considere necesario. De esta manera se puede personalizar de acuerdo a la edad y al estado general del organismo, cuál es el ejercicio más recomendable de acuerdo al grado de condición física y el estado de salud.

Como guía, la recomendación es realizar al menos 150 minutos por semana de actividad aeróbica de moderada intensidad, como caminar rápido, bailar o ciclismo. Si el objetivo es también disminuir el peso corporal, agregar 75 minutos por semana de actividad aeróbica intensa, como trotar o natación. Como complemento ideal, actividades de fortalecimiento muscular de los grandes grupos musculares, dos o más veces a la semana.