19 abril 2024

Dispositivo "antidepresión" generó debate científico

Se trata de una "especie de marcapasos para el cerebro" que puede evitar que el paciente caiga en depresión. La aplicación de este dispositivo generó debate entre los miembros de la comunidad científica.

Sarah, es una mujer de 38 años que padece depresión severa y desde hace 1 año no presenta síntomas. Científicos de la Universidad de California en San Francisco (Estados Unidos) le implantaron a la mujer un dispositivo que funciona con estimulación eléctrica en el cerebro para "descartar" los pensamientos negativos que le surgieran.

Este es el primer caso en el mundo que demuestra que la estimulación dirigida en un circuito cerebral específico con patrones cerebrales depresivos podría ser un tratamiento efectivo para la depresión severa. Que, según la Organización Mundial de la Salud, afecta al 5% de los adultos en todo el mundo, un total de 250 millones de personas.

Según declaró a The New York Times la joven, se encontraba manejando su vehículo desde su trabajo hasta su hogar cuando se sintió tan abrumada que lo único que podía pensar era en terminar con su vida. "No podía dejar de llorar", confesó. Pese a las ideas que invadían su mente, pudo llegar hasta su casa sin problemas. Pero algo debía cambiar en su vida.

Al poco tiempo de este hecho, y siguiendo las recomendaciones de su médico de confianza, se mudo a la casa de sus padres para no vivir sola. Su depresión la llevó a no poder concentrarse en su trabajo, por ello, también decidió renunciar a su puesto en una empresa relacionada con la tecnología de la salud.

Sarah contó que probó con una gran cantidad de tratamientos, desde medicación hasta terapia electroconvulsiva. Sin embargo, ninguna alternativa pudo ayudarla a aliviar los síntomas. Por ello, la paciente llegó hasta la Universidad de California en San Francisco Estados Unidos, allí un grupo de investigadores implantaron en el cerebro de Sarah un dispositivo que funciona con baterías del tamaño de una caja de fósforos, según los especialistas, "un marcapasos para el cerebro".

Este dispositivo puede ser calibrado para detectar el patrón de actividad neuronal que ocurre cuando ella está por vivir un episodio propio de la depresión. Este "marcapasos", a través de la estimulación eléctrica, con descargas de pulsaciones evita que aparezcan,

La mujer compartió su experiencia y agregó: “El dispositivo ha mantenido mi depresión bajo control, me ha permitido volver a ser la mejor versión de mí misma y reconstruir una vida que vale la pena vivir”.

Según se publicó en la revista Nature, a los 12 días de que el dispositivo de Sarah empezó a funcionar por completo en agosto de 2020, su puntaje en la escala estándar de depresión disminuyó de 33 a 14 y varios meses después cayó por debajo de 10. Esto significó un estado de remisión, informaron los autores del paper científico.

Debate en la comunidad científica

La aplicación de este método generó un gran debate entre especialistas. La idea de que los médicos manipulen y redirijan los pensamientos de un individuo, utilizando electricidad, plantea posibles dilemas éticos para los investigadores.

Para defender la implementación del dispositivo, Katherine Scangos, psiquiatra y autora principal de la investigación, afirma: “Pudimos brindar este tratamiento personalizado a un paciente con depresión y alivió sus síntomas, no hemos podido hacer este tipo de terapia personalizada anteriormente en psiquiatría”.

Por su parte, Andrew Krystal, profesor de psiquiatría, miembro del Instituto Weill de Neurociencias de UCSF y uno de los científicos que participó del tratamiento expresó: “Este estudio señala el camino hacia un nuevo paradigma que se necesita desesperadamente en psiquiatría”. Además aclaró que han desarrollado un enfoque de medicina de precisión que ha manejado con éxito la depresión resistente al tratamiento de la paciente al identificar y modular el circuito en su cerebro que está asociado de manera única con sus síntomas.

“Nuestro objetivo no era hacer feliz a esta paciente, sino eliminar su depresión”, aclaró Krystal y añadió: “Lo que creemos que está sucediendo en esta primera paciente es que algo en el entorno desencadena un proceso que provocaría un sentimiento negativo, el comienzo de lo que empeora su depresión. Lo detectamos antes de que se convierta en una depresión significativa y básicamente lo eliminamos”. De la investigación participan tres personas más y se sumarán 9 personas más.

En la otra vereda, se encuentra Frederic Gilbert, filósofo experto en neuroética y profesor titular de Ética en la Universidad de Tasmania, de Australia, quien considera que este dispositivo puede afectar negativamente al paciente. “Una persona a la que se le haya implantado un sistema de circuito cerrado para atacar sus episodios depresivos podría verse incapaz de experimentar alguna fenomenología depresiva cuando es perfectamente normal experimentar este resultado, como en un funeral”, sostiene Gilbert.