29 marzo 2024

LA ARQUITECTURA EN TIEMPOS DE CUARENTENA


Viernes, 10 de abril de 2020.

El presente nos encuentra sumergidos en una pandemia de escala mundial, a la que se ha dado un tratamiento preventivo muy particular que nos llevó a un confinamiento global en nuestros hogares.

Si bien cada uno de nosotros conoce los espacios que habita, a la vez que también en los que se desenvuelve laboralmente, hoy debemos tener una mirada crítica constructiva de los mismos y analizar de qué manera podemos transformarlos para que sean efectivos protectores de nuestra salud.

Desde una perspectiva social y dejando la libre acción para resolver la necesidad, es oportuno apuntar que el espíritu del presente texto es invitar a pensar desde adentro y con lo que se tiene. Cada casa es un caso particular y las consignas que se van proponiendo en adelante solo son a modo de ejemplo para alimentar la manera de observar y proponer, buscando el fin de mejorar nuestras protecciones con el más humilde gesto, desde una simple reubicación de muebles hasta la más sofisticada respuesta tecnológica.

Podemos dotar a la vivienda de espacios fuelles entre el exterior y el interior e incorporar de este modo un lugar que nos permita aclimatarnos antes de entrar definitivamente a la casa, a la vez que un punto de desinfección o limpieza previa.

También analizar el funcionamiento interno de la vivienda: tomemos el caso de alguien que en esta cuarentena tenga la necesidad de aislarse del resto del grupo familiar por haber sido contagiado; la importancia de que nuestra casa tenga la flexibilidad necesaria para reconfigurarse y seguir funcionando.

Dar correcta dimensión a las aberturas de los espacios principales como son los dormitorios, comedores, livings y a la vez analizar el tipo de abertura que nos brinde las mejores prestaciones en lo que hace al comportamiento térmico en relación con el exterior y que nos ayuden a generar corrientes de aire para dar buenas ventilaciones.

Dar amplitud a los espacios nos asegura comodidad de circulación, espacios de geometría simple nos facilitan la limpieza y desinfección, hasta incluso los colores de los muros en el espacio nos permiten trabajar los resplandores del sol, las claridades directas e indirectas y tantas cuestiones más.

Repasar el funcionamiento de los techos, incorporar cielorrasos para lograr cámaras de aire, reforzar barreras hidrófugas, abrir una ventana nueva aquí o allá, conectar este lugar con aquel otro, entre tantas cosas, todo un bagaje de estrategias y medidas válidas que cada uno puede plantear conociendo y entendiendo el lugar donde vive, sin necesidad de un profundo análisis profesional.

En una esfera mas urbana pensar en la importancia del cuidado de los espacios públicos, su naturaleza, la relación con las actividades que se desarrollan en los mismos, los edificios públicos que lo conforman. Valga de ejemplo el simple caso de no dejar un residuo en una plaza, el respeto por el mobiliario urbano (caminos, bancos, columnas de alumbrado, fuentes, etc.), hasta la complejidad del mantenimiento urbano público, la poda del arbolado y todo lo que se pueda imaginar, para que el espacio no solo sea un contenedor social saludable, sino también que la actitud de la sociedad para con el mismo transmita la enseñanza de su importancia.

Conectarnos con el espacio es optimizar sus bondades, acrecentar su confort y multiplicar sus fortalezas; del mismo modo que las enfermedades son repelidas por un cuerpo sano, un espacio fuerte es nuestro principal escudo.