26 abril 2024

Docentes: ENTRE LOS MEJORES, HAY DOS ARGENTINAS

Tenemos a Borges, el Papa, Messi y la selección, los Pumas, los 5 premios Nobel… ¿Tenemos, también, los mejores docentes del mundo? Imposible medir eso en un ranking. Pero entre los 50 finalistas del Global Teacher Prize, el premio internacional que busca reconocer a los docentes más destacados a nivel global, hay dos maestras argentinas. Ellas fueron seleccionadas sobre 8.000 postulantes de 148 países y ahora esperan a marzo, cuando el jurado definirá quién es el “mejor maestro del mundo”.

Sábado, 18 de diciembre de 2015

Inés Bulacio no les habla en plural a sus alumnos, porque les enseña de a uno. Ella es maestra pero trabaja en el Hospital Gutiérrez y en las casas de sus alumnos, todos ellos chicos en edad escolar que siguen algún tratamiento médico que les impide seguir yendo a la escuela común. Inés es maestra hospitalaria: su lugar de trabajo es al pie de la cama de cada chico, muchas veces entre respiradores, enfermeras y aparatos clínicos. Por medio de la educación, ayuda a los pequeños pacientes a reconectarse con su lado sano. Con ella los chicos hacen cortometrajes y programas de radio que les permiten expresarse, trabajar en equipo y usar las tecnologías de modo creativo.

Graciana Goicoechandia, de Las Flores, un pueblo bonaerense de 24 mil habitantes, es una pionera. Sus alumnos de la Escuela Dante Alighieri fueron finalistas en las primeras Olimpíadas Nacionales de Internet en 1997. Lo lograron aunque su escuela no tenía computadora ni teléfono. Graciana es analista en sistemas, pero hace 25 años decidió dedicarse a la docencia. Enseña en la escuela y en su casa, donde da clases de computación a los padres y abuelos de sus alumnos. Alrededor de un tercio de la población de Las Flores ha pasado por las clases de Graciana, que además es concejal en su pueblo.

Las vidas de Inés y Graciana dieron un vuelco hace unos días, cuando se conoció que habían quedado entre los preseleccionados por el Global Teacher Prize, una suerte de “Premio Nobel” de la docencia, que organiza la Fundación Varkey de Inglaterra y que va por su segunda edición. Los docentes elegidos son de 29 países de los 5 continentes. Estados Unidos es el país con más nominados (8), seguido por India y Palestina (3). De América Latina hay uno de Brasil, México, Colombia, Paraguay y Bolivia; Argentina es el único con dos finalistas.

“Toda mi vida trabajé por la alfabetización digital. Fui la primera usuaria de Internet de mi pueblo. Desde la escuela promovemos el uso de las tecnologías aunque contamos con poco equipamiento: tenemos un televisor, un proyector y un reproductor de DVD, nada más. Participamos de olimpíadas, ferias de ciencias, competencias internacionales. Hace poco organizamos un concurso de selfies para revalorizar el lugar que ocupa la escuela en las vidas de los chicos”, cuenta Graciana, que desde este año es directora. Ayer fue entrevistada en radio Mitre y contó que su primer proyecto de las olimpiadas fue conocido públicamente a partir de una nota en Clarín.

En la Escuela Hospitalaria del Gutiérrez y la Escuela Domiciliaria N° 1, Inés es la responsable de un taller de medios de comunicación en el que los chicos aprenden a hacer radio y videos educativos. La Radio Gutiérrez se puede escuchar en el hospital y vía Facebook; los cortos están en YouTube. Son trabajos colaborativos entre los chicos internados en distintas salas (uno graba la voz, otro dibuja, otro escribe el guión, etc.), y a la vez un trabajo de equipo entre las docentes: “En la radio participan las maestras Marcela Toyos, Marisa Rodeiro y Marcela Andrino”, precisa Inés, y subraya: “Los docentes “tenemos que trabajar cada vez más en red, uno solo no puede lograr nada”.

El maestro ganador se llevará un millón de dólares, que se cobran en diez años. Aunque saben que es difícil llegar a esa instancia, Graciana e Inés se ilusionan al pensar cuánto podrían ayudar a sus escuelas. Por lo pronto, entre elogios mutuos, coinciden al menos en dos ideas. La primera: “El premio es individual pero refleja un esfuerzo colectivo”. La segunda: que ellas dos son las caras visibles “de miles de docentes que dan lo mejor de sí mismos, que se animan a innovar y a trabajar en red con otros”.

 
 
 

Fuente: Clarín, Alfredo Dillon