26 abril 2024

LOS GALGUEROS SE RESISTEN

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Lunes 30 de Noviembre de 2015.

En pueblos y ciudades del interior saben que esta actividad puede ser finalmente prohibida. Es tema de conversación durante los asados, en la rotonda donde se presentan los perros, en las tribunas. En julio pasado un proyecto de ley impulsado por la senadora por Río Negro de la Alianza Frente Progresista, Magadalena Odarda, tuvo media sanción en esa Cámara. El proyecto prohíbe en todo el territorio nacional la realización de carreras de perros, cualquiera sea su raza, y sanciona con penas de prisión de tres meses a cuatro años y multas de 4000 a 80.000 pesos al que las organizare, promoviere, facilitare o realizare. La pionera, a principios de este año, fue la provincia de Santa Fe, con ley propia. En Buenos Aires, rige la 12.449 que también las prohíbe aunque con la excepción de las realizadas en canódromos creados y habilitados por ley, aunque en la práctica no se cumple.
El proyecto de ley de Odarda busca terminar con el maltrato animal y recoge la iniciativa de la organización Proyecto Galgo Argentina que desde hace más de dos años denuncia, desde su página de Facebook, la existencia de maltrato, explotación y uso de drogas para que los animales corran a mayor velocidad, además de descarte, abandono y matanza cuando ya no sirven para las carreras.
Los galgueros se defienden: para ellos se trata de un deporte -lo equiparan a las carreras de caballos- y a los galgos los consideran deportistas de una raza creada para correr. Que al contrario de maltratarlos, los cuidan e invierten miles de pesos por mes en alimentos y medicamentos. Quieren que las carreras sean reguladas y no prohibidas, y así poder dejar afuera a ese 10% que, según ellos, sí hace las cosas mal.
Inés, una de las creadoras de Proyecto Galgo, se manifiesta en las antípodas de ese pensamiento. Como defensora de los derechos de los animales no concibe a las carreras como un deporte, ni a un galgo como a un deportista. Todo lo contrario: lo entiende como una forma de explotación animal para sacar un beneficio. "Las carreras de galgo son un negocio -dice-. Y como todo negocio priorizan la ganancia. Si tienen que drogarlo, bueno qué más da, si lo que quieren es que corran y ganen."
Sólo Inés. Se reserva el apellido por las amenazas. Dice que ya recibió una por SMS y muchas más a través de Facebook. Que incluso, en el interior, hubo agresiones físicas y quemas de casas a los que denunciaban. A Proyecto Galgo lo describe como a un grupo de amigos activistas, veganos, protectores de animales que buscan una condena social de la actividad. Su petición en change.org ya superó las 250.000 firmas, entre ellas las de famosas como Nacha Guevara o la hija menor de Marcelo Tinelli. El objetivo ahora, dice, es plasmar la prohibición en esa ley que ya llegó a la Cámara de Diputados.
Rescatar perros de la calle en Capital, donde vive, fue el despertar de su militancia. Los castraba, curaba y entregaba en adopción. Después se interesó en los zoológicos, como el bonaerense de Colón, que lograron cerrarlo. En ese afán, alguien le mandó un mensaje privado por Facebook: "Vos que estás en tema, ¿sabías que en Colón también hacen carreras de galgos y los entrenan con animales vivos?". Como dice ella, esa fue la punta del iceberg.
Cuenta que compañeros que estuvieron en las carreras -ella aún no presenció ninguna-encontraron jeringas en tachos de basura y tiradas en el pasto. Habla de que los tienen confinados a oscuras o atados en un árbol, de la frustración que les generan, y del descarte. "El que no sirve o es quedado, vuela. Lo ahogan, lo tiran a un basural, o lo abandonan en el campo."
En cambio, los galgueros quieren adaptar la ley que regula las carreras de caballos y cambiarle dos palabras: perro por caballo y canódromo por hipódromo. Sueñan con gateras automáticas, con reglas claras en las categorías, con multas a quienes llegan tarde a la rotonda o lastiman a sus perros. Y coinciden en que si se prohíben, se seguirán corriendo igual. Clandestinamente, adentro del monte.