25 abril 2024

LA SOJA EN CAMPO ALQUILADO NO SERÍA RENTABLE


Por las retenciones e impuestos, el cultivo de soja en campo alquilado, no sería rentable.



 

Domingo 5 de enero de 2020.

La situación de los productores agrícolas cambió y lo hizo sin escalas, se pasó de celebrar un 2019 récord a nivel producción, con más de 135 millones de toneladas entre los cuatro principales cultivos, a sufrir un conjunto de variables que tiñen de gris las proyecciones para este 2020.

Así, tras beneficiarse de un viento de cola que llevó la cosecha a un pico histórico, ahora la brisa empieza a soplar de frente y consultoras especializadas están calculando a la baja las expectativas de cosecha para la nueva campaña.
El endurecimiento del cepo, que impide convertir los pesos en dólares al tipo de cambio oficial; las modificaciones a las alícuotas de los derechos de exportación, que pegan de lleno en la rentabilidad, un clima menos benévolo y la amenaza de una mayor presión tributaria en territorio bonaerense por parte del gobierno de Axel Kicillof, están conformando un combo explosivo que explica el malhumor que se está viviendo en el campo.

El incremento de las alícuotas de los derechos de exportación, en el marco de la aplicación de la ley Solidaridad y Reactivación Productiva llevará a que se siembren unas 845.000 hectáreas menos que en la anterior campaña, según uno de los escenarios potenciales que trazó días atrás la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

En este contexto, desde la empresa OpenAgro realizaron una proyección detallada de la rentabilidad que estaría ofreciendo un planteo de 100 hectáreas de soja, 100 de girasol y 100 de maíz, en campo alquilado. Y, en los tres casos, los números dan en rojo.

En el caso de la zona norte de la provincia de Buenos Aires (incluyendo localidades como Pergamino, Chacabuco y Junín) el «yuyito» demandaría un costo total de producción de u$s 602 por hectárea. De ese total, el alquiler de la tierra explicaría el 53% del total, mientras que agroquímicos, labores y semillas se llevarían un 38%. A esa ecuación hay que sumarle ítems como seguros y costos administrativos.

Como contrapartida, el ingreso por hectárea de soja estaría rindiendo, de no agravarse el problema climático, unos u$s 825.

Claro, a esto hay que restarle los gastos de comercialización, incluyendo el flete (una de las variables que más pesa), sellos y gastos de acondicionamiento de los granos. En total, esos costos a pagar en cosecha ascienden a u$s 258 que, sumados a los de producción (u$s 602), totalizan un costo operativo total de u$s 860.

Es decir, u$s 35 por encima del ingreso bruto. Esto significa, según OpenAgro, que la rentabilidad sobre inversión (ROI), por hectárea, estaría arrojando un 6% negativo.

Ese mismo “rojo” es el que la consultora proyecta para el girasol, mientras que en el caso del maíz, que requiere de un mayor gasto de agroquímicos, el ROI arrojaría un nivel, también negativo, del 18%.

En término de divisas, y de cumplirse estas proyecciones, este hipotético productor estaría perdiendo u$s 34 por hectárea de soja, u$s 38 por la de girasol y u$s 161 en el caso del maíz, según el actual esquema de retenciones.

En tanto, en la zona oeste de la Provincia (Daireaux, Pehuajó, Coronel Suárez, etc.), el girasol ofrecería una rentabilidad sobre inversión positiva, del orden del 4%. Pero la ecuación para la soja sería peor que en el norte bonaerense, con un ROI negativo del 11%, mientras que en el caso del maíz el rojo sería del 17%.

Traducido en dólares: el productor perdería u$s 57 por hectárea de soja cosechada y u$s 134 en el caso del maíz, mientras que ganaría (previo al pago de impuestos) u$s 21 por el girasol.

En este contexto, desde la empresa OpenAgro advierten que el proyecto para incrementar el impuesto inmobiliario rural en territorio bonaerense, que todavía no pudo prosperar en el Congreso, «no haría más que sumarle presión a los productores, porque esos costos luego se pasan al valor del alquiler».

Fuente: La Verdad de Junín.