24 abril 2024

POLÍTICAS EN DISIDENCIA SEXUAL Y DE GÉNERO

Escribe Milo Rodriguez.


LOS ANGELES, CA - JUNE 13: A defiant fist is raised at a vigil for the worst mass shooing in United States history on June 13, 2016 in Los Angeles, United States. A gunman killed 49 people and wounded 53 others at a gay nightclub in Orlando, Florida early yesterday morning before suspect Omar Mateen also died on-scene. (Photo by David McNew/Getty Images

 

Jueves, 24 de octubre de 2019.

Hablamos de disidencia para nombrar y reivindicar identidades, prácticas culturales y movimientos políticos no alineados con la norma socialmente impuesta.

Hablamos de disidencia desde la acepción de disidir, no de disentir. “Disentir es una acepción relativa a no ajustarse al sentir o parecer de alguien, mientras disidir es separarse de la común doctrina, creencia o conducta. Esto implica que no se trata de un simple desacuerdo sino de la intención de tomar distancia de lo establecido para buscar construir relaciones diversas”.

Hablar de políticas en disidencia sexual y de género es preocuparse por pensar en mecanismos de liberación sexuales, de género, de clase y raza. Vivir la identidad indígena, negra o afrodescendiente, la pobreza, la violencia del sistema de salud mental, la diversidad funcional, la identidad travesti, la corporalidad trans, las situaciones de encierro, el no binarismo, el lesbianismo y en muchos casos, la maternidad, nos sitúan en una posición en la que no podemos, ni debemos, dejar de pensar en espacios de lucha articulados a través de la diferencia, rompiendo el silencio de los sectores oprimidos.

A lo largo del Continente Americano hay conquistas en materia de derechos sexuales y reproductivos. El nivel de progreso de estas victorias depende del tipo de desarrollo de los grupos de la sociedad civil organizada, así como de la coyuntura política de cada país y de la región en su conjunto. La política de disidencia sexual más publicitada por los medios de comunicación ha sido la aprobación parlamentaria del matrimonio igualitario; sin embargo, no es el único punto que está en la agenda de las disidencias. Es importante destacar otras reivindicaciones de derechos humanos en Argentina que necesitamos que se cumplan con efectividad y sin retrocesos, como lo son la Ley de Identidad de Género, el Cupo Laboral Trans, la Atención Integral de la Salud en personas trans y personas con VIH, la Ley de Educación Sexual Integral, entre otras.

Hoy día la expectativa de vida de una identidad travesti es de 23 años, y los ataques de odio contra las disidencias ocurren a diario, en muchos casos atentando con nuestra vida hasta perderla. Existen instituciones educativas, de salud y ámbitos laborales donde la Ley de Identidad de género no se cumple, donde se nos niega el derecho a nuestro nombre autopercibido. Existen espacios de salud pública donde actualmente no hay atención integral, donde no hay medicamentos para las personas con VIH y donde es muy difícil recibir un tratamiento de hormonizacion cuando el gobierno actual desguaza las estructuras básicas para mantenernos con vida. No debemos olvidarnos que el Registro Nacional de las Personas sigue negando rectificaciones de actas de nacimiento y posterior emisión de DNI a las personas no binarias haciendo la vista gorda al artículo 13º de la Ley de Identidad de Género.

Remitiendo a las reflexiones de Héctor Salinas (2010), incluir el tema de la disidencia sexual y de género en la discusión social contribuye al fortalecimiento de la agenda política, es decir, al rescate de lo público de la administración pública, como consecuencia directa de la lucha por democratizar el régimen y como resultado del despertar de la ciudadanía y de la sociedad civil. Es sumamente importante la participación no sólo de las instituciones estatales y los actores políticos tradicionales; también deben intervenir organizaciones no gubernamentales y actores privados que se encuentran luchando desde el activismo de la comunidad LGBTIQ+ que contribuyen a formular instrumentos de políticas públicas.

Hablar de y accionar desde la disidencia sexual y de género implica tomar una postura eminentemente política, un posicionamiento frente al patriarcado, la heteronorma, la binorma, el racismo, el clasismo y el neoliberalismo. Mantener una vigilia atenta y una lucha organizada va a ser parte de nuestra tarea política.
Milo Rodríguez

[1] González Ortuño, Gabriela. Teorías de la disidencia sexual: de contextos populares a usos elitistas. La teoría queer en América latina frente a las y los pensadores de disidencia sexogenérica. En: De Raíz Diversa : vol. 3, núm. 5, enero-junio, pp. 179-200, 2016.

[1] Salinas Hernández, Hector Miguel. Políticas de disidencia sexual en América Latina: sujetos sociales, gobierno y mercado en México, Bogotá y Buenos Aires. México : Ediciones y Gráficos Eón, 2010