28 marzo 2024

MES DEL "MISIONERO EXTRAORDINARIO"


Mensaje del Obispo de Santo Domingo en Nueve de Julio al concluir el “Mes misionero extraordinario”.

Jueves, 31 de octubre de 2019

Desde hace ya varias décadas tiene lugar la Jornada Mundial de las Misiones el segundo domingo del mes de octubre, en la cercanía de la memoria litúrgica de Santa Teresita del Niño Jesús, quien, junto a San Francisco Javier, son patronos universales de las misiones. Este año, en consonancia con la celebración del centenario de las Obras misionales pontificias, el Santo Padre ha querido declarar un “mes misionero extraordinario” para rezar y tomar conciencia de la necesidad de la misión evangelizadora a todos los pueblos (ad gentes). Por este motivo, al concluir este tiempo, deseo poner de relieve la importancia de esa misión en y para nuestra Iglesia particular nuevejuliense.

En primer lugar, para dar una sentida acción de gracias a Jesucristo, Señor de los pueblos, porque somos verdaderamente “hijos de la misión”. Como bien sabemos, en la cadena evangelizadora que se remonta a los mismos Apóstoles de Jesús, nuestra diócesis enclavada en la llanura pampeana bonaerense es fruto inmediato de los misioneros del siglo XIX que partían del santuario de Luján. Desde su creación, hace ahora más de sesenta años, no podemos olvidar a los sacerdotes de la diócesis de Vic en Cataluña y a tantas religiosas de congregaciones provenientes de España e Italia dedicadas tan abnegadamente al cuidado y la educación de los niños, los ancianos y los enfermos, entre otras cosas. Hoy día esta presencia misionera es viva, imprescindible y eficaz. ¿Qué sería de tantas parroquias sin el servicio pastoral de los sacerdotes provenientes de la archidióceis de Lublin en Polonia quienes, dejando su gente y su tierra tan lejana, donan su ministerio entre nosotros? ¿Qué sería de tantos pueblos, barrios, capillas, colegios, la catequesis o la pastoral parroquial sin la presencia generosa, tierna y alegre de “las Hermanas”, como llama nuestra gente a las religiosas?

En efecto, actualmente contamos con religiosas provenientes del África, de Europa, de la India, de México. ¡Tomemos conciencia de esta verdadera providencia divina y agradezcámosla siempre!

En segundo lugar, recordando que el don se comparte y llama a dar una respuesta, para ser consecuentes con tal generosidad, “dando desde nuestra pobreza” -tal fue el lema que inspiró la misión desde nuestras tierras con motivo del Quinto centenario de la primera evangelización-. Desde nuestra diócesis, ya algunos sacerdotes y laicos han prestado su servicio en Iglesias más jóvenes y necesitadas, en años recientes. Hace unos días, hemos recibido una carta de un sacerdote argentino misionero en África, invitando a unirnos y colaborar con tal misión en lo que es una verdadera periferia de nuestro mundo globalizado. Consciente de que supone un esfuerzo y sacrificio generoso, los invito a poner en oración esta intención, para discernir y responder abnegadamente.

Al dar gracias a Dios por el don de nuestros misioneros, pidamos la intercesión de Nuestra Señora de Fátima, Santo Domingo de Guzmán, San Francisco Javier y Santa Teresita del Niño Jesús para ser, nosotros también, generosos en la misión.

+Ariel Torrado Mosconi

Obispo de Santo Domingo en Nueve de Julio