28 marzo 2024

EL OBISPO VISITA LA SANTA SEDE



Martes 30 de abril de 2019.

 

Siguiendo una antigua tradición, los obispos realizamos la visita “ad limina aposto-lorum Petri et Pauli”, expresión latina que puede traducirse como “hacia el lugar de los apóstoles Pedro y Pablo. Así es como cada cinco años los obispos argentinos (en este caso la última fue hace diez años con el Papa Benedicto) y durante varios días, rezamos en la tumba de estos dos Apóstoles del Señor, celebramos la Eucaristía en las basílicas patriarcales de Roma y en la tumba de los santos mártires de la Iglesia primitiva, tenemos el encuentro con el Santo Padre y vamos reuniéndonos con los distintos dicasterios u organismos de la Santa Sede para compartir, informarnos y abordar diversas cuestiones que, en definitiva, tiene que ver con la evangelización, vocación y misión de la Iglesia toda.
Se trata de un momento fuerte de comunión, tanto para renovar la misión personal del Obispo mismo, como, por su intermedio, la de confirmar en la fe e impulsar la vida pastoral de la Iglesia particular a él confiada. No consiste en un mero acto protocolar o unos trámites burocráticos, sino en el ejercicio y la puesta en práctica de esa “sinodalidad” llevada a cabo, precisamente, por aquellas primeras comunidades cristianas en los albores de la evangelización y que hoy el Papa nos vuelve a proponer como modo de discernir, trabajar corresponsablemente y un cauce de fecundidad de la acción pastoral. Bien se puede comparar -aunque haya algunas diferencias- con todo aquello que venimos trabajando diocesanamente en cada parroquia, en sus grupos e instituciones, como es el caso de la conformación de los Consejos parroquiales, las Asambleas parroquiales y tantos otros esfuerzos de comunión y participación en la compleja y apasionante tarea de la nueva evangelización que tenemos por delante.
Nada puede reemplazar el encuentro personal filial y fraterno de cada Obispo con el Papa y sus colaboradores de la Santa Sede, aunque hoy día haya tantos otros medios de comunicación. Esta visita es una verdadera “peregrinación” espiritual, de comunión y pastoral. En este sentido, deseo manifestarles muy de corazón queridos hijos, hermanos y fieles, que en mi valija llevo los informes sobre la realidad diocesana, en mi corazón el deseo y el compromiso de esa comunión que edifica verdaderamente la Iglesia, y en mi pensamiento las luces y sombras de la vida de esta porción del rebaño del Señor que la misma Iglesia me ha confiado. ¡Conmigo peregrina toda la diócesis de Santo Domingo en Nueve de Julio! Recemos mutuamente para que esta vivencia eclesial nos sirva para seguir concretando nuestro objetivo pastoral de “Caminar en comunión para anunciar a todos la alegría del Evangelio”. Los bendice.
+Ariel Torrado Mosconi
Obispo de Santo Domingo en Nueve de Julio