28 marzo 2024

BUENAS CRITICAS PARA LA NUEVA PELI DE MONTALBANO

"No llores por mí, Inglaterra", la comedia que enciende la pasión en la previa del Mundial, retrata cómo hubiera sido el primer partido de fútbol ambientado en la Buenos Aires colonial, durante la invasión inglesa de 1806. Participan los ex jugadores Fernando Cavenaghi y José Chatruc.

Lunes 28 de mayo de 2018.

El matutino porteño Clarín destaca en sus últimas ediciones el estreno de la película "No llores por mí, Inglaterra", realizada por el nuevejuliense Néstor Montalbano, con guión compartido con otro convecino, Guillermo Hough, remarcando sus virtudes.
La fiebre mundialista contagia a todos cada cuatro años y a solo dos semanas del puntapié inicial en Rusia se multiplican los debates, aturde el sesudo análisis de los especialistas y se consulta al oráculo para intuir los candidatos que se disputarán el máximo lauro. Para acompañar esta cuenta regresiva y hacer más digerible la previa, una original propuesta cinematográfica se estrena este jueves. Se trata de No llores por mí, Inglaterra, una súper producción en tono de comedia que inserta al fútbol con la historia colonial y combina magistralmente el humor con la pasión, en un ficticio primer partido entre argentinos e ingleses.
En su multitudinario elenco hay populares actores de la TV y el teatro (Gonzalo Heredia, Mike Amigorena, Diego Capusotto, Laura Fidalgo, Mirta Busnelli, Luciano Cáceres, Fernando Lúpiz, Eduardo Calvo, Roberto Carnaghi, Esteban Menis, Damián Dreizik y Fabián Vena, en el rol del narrador que introduce la historia) que debieron ejercitarse en la equitación, el manejo de las armas y la esgrima.

También participan los ex futbolistas (Fernando Cavenaghi, José Chatruc y Evelina Cabrera, la titular de la Asociación del Fútbol femenino) y periodistas deportivos (Matías Martin). Un minucioso cásting aportó el centenar de extras necesarios para el rodaje que comenzó en noviembre y duró siete semanas.

El guión original es de 2004, cuando Néstor Montalbano y Guillermo Hough concluyeron el filme Soy tu aventura. Un proyecto ambicioso que despertó el interés de varias productoras, pero preveía un alto riesgo financiero. Después de fracasar este primer intento, el texto excluyó cualquier referencia política actual y en el concurso británico Euro Script obtuvo la aprobación entre 400 postulantes y el incentivo para su realización. Se unieron una productora local (Pelícano Cine) y otra uruguaya (Cordón Films), y participó el mismo camarógrafo de la multipremiada El secreto de sus ojos.

Se intercalan citas reconocibles y momentos futboleros inolvidables, esos que atesoran la memoria y el corazón. Los dos goles de Maradona a los ingleses en 1986 (uno de ellos, con una resolución muy diferente al original), la expulsión y la posterior reacción de Antonio Rattín en Wembley en 1966, una frase antológica de Juan Román Riquelme, la inevitable identificación del habilidoso con Lionel Messi y la concepción de un DT argentino que amalgama en dosis justas el ecléctico movimiento corporal de Jorge Sampaoli, el fuerte temperamento de Maradona y la verba de Marcelo Bielsa. Tampoco podía faltar el emblemático cantito tribunero "El que no salta... ¡es un inglés!" y la entonación onomatopéyica del himno.

La historia comienza en 1806, en los albores de una Buenos Aires colonial regida por la monarquía española que se ve sorprendida por la primera invasión inglesa. El general William Beresford (Amigorena) rápidamente se da cuenta de que hay una mayor resistencia a la esperada entre la población criolla y que los refuerzos militares tardarán al menos tres meses en llegar a este territorio. Mediante una estrategia planeada por su madre (Busnelli), quien con carácter dominante controla sus actos, los convoca a la Plaza del Cabildo y para distraer la atención y tenerlos entretenidos en otro tema, les presenta un nuevo juego: el fútbol.

Absortos, sin entender bien de qué se trata ni qué es una pelota, prestan atención. Un oficial inglés, Denis Pack (Cáceres), le pide a su subalterno Cavendish (Cavenaghi), que les muestre algunas destrezas. "Esto es un juego. Incluso, se puede putear", les dicen. Un primer guiño, en esa particular arenga, explica cómo manipular a las masas y convertirlos en una barra brava. En consecuencia aparece el insulto como la primera reacción, tras arrojarse un proyectil improvisado.

Entre los asistentes está Manolete (Heredia), un multifacético generador de espectáculos que se escapa fortuitamente de la cárcel -estaba preso por digitar el resultado de una lucha libre- pero cae en bancarrota, porque su patrimonio se lo apropia el Marqués de Sobremonte en su huida. Al leer sus reglas interpreta al fútbol como un negocio rentable. Para darle emoción y concitar una mayor asistencia necesita dos bandos antagónicos.

Convence a los vecinos del barrio La Rivera, que pertenecen a la alta sociedad, a dirimir sus diferencias con sus pares de Embocadura, que viven en la zona humilde de la ciudad. Cada uno se identifica con colores propios y así protagonizan el primer duelo futbolero nativo.

Como era esperable, la rivalidad se exterioriza y el desborde emocional es el desencadenante de algunos incidentes y la suspensión del partido. En el palco oficial, Beresford se deleita. Advierte que su distracción funciona y le propone a Manolete un reto excepcional: un mano a mano al fútbol, entre ingleses y criollos, en la tradicional Plaza de Toros.

Manolete integra a los opuestos Embocadura y La Rivera, y en un viejo libro descubre que la palabra Argentina tiene un mayor impacto. De manera casual, a través de su pareja Aurora (Fidalgo), toma los colores celeste y blanco para la camiseta. El entrenador es Sampedrito (Capusotto), tan visceral como intelectual para explicar las tácticas de juego, quien confía en las virtudes técnicas de Pulguita (Cabrera) y en una prueba de aptitudes se deleita con la notable pegada del aborigen Catrú (Chatruc).

A la espera de Santiago de Liniers (Lúpiz), quien viene desde Montevideo para desplazar a los ingleses, Pascual Ruiz Huidobro (Carnaghi) astutamente le cede el mando al grupo de resistencia liderado por Martín de Alzaga (Menis), junto con los milicianos y criollos, que apuntan a la Reconquista. El partido comienza y en el entusiasmo y la pasión desbordante por el juego se despertará en todos un patriotismo irrefenable, una síntesis perfecta de nuestra idiosincrasia y sentido de pertenencia.

Para darle verosimilitud al contexto histórico se acentuó la caracterización de varios personajes y la escenografía, con la recreación de las distintas construcciones tomando en cuenta las reproducciones de esa época. Colonia del Sacramento, en Uruguay, y los barrios porteños de San Telmo y Monserrat fueron las locaciones elegidas.

En Uruguay, varias escenas se filmaron en el Museo Casa de Nacarello, una vivienda de estilo portuguesa erigida en 1720 que conserva las paredes de piedra originales, cerámicas, utensilios de cocina y el mobiliario. También en el barrio Centro, en unos túneles de escape que aun existen dentro de una escuela. En tanto, hay escenas en la Iglesia San Pedro Telmo, el Museo Penitenciario y la recreación de la cancha de fútbol se hizo en la Fundación Mercedes Sosa, la ex Cárcel de Mujeres, ubicada frente a la plaza Dorrego.

Alumnos de la Escuela Da Vinci, especializada en animación 3 D, realizaron el modelado estructural de las fachadas de los edificios, los carruajes y los diversos mobiliarios, además del diseño multimedial de los fondos y los sorprendentes efectos digitales. El vestuario, con los cientos de trajes y uniformes militares, se confeccionó en España copiando los modelos y los cortes de la época colonial. La banda musical, generada por Pablo Borghi (trabajó en la película animada Metegol y la miniserie Un gallo para Esculapio), se grabó en Praga, República Checa, con la Orquesta sinfónica Fame's Project de Macedonia.

Argentinos e ingleses, confrontados por la pelota. Enemigos íntimos en un relato delirante e irreverente, que reversiona nuestra propia historia y eleva la pasión fraternal del futbolero, a días del Mundial.